Por: Roberto Morejón
Después de larga trayectoria en la entidad, Qatar inició la salida de la OPEP, Organización de Países Exportadores de Petróleo, y se evidenciaron así las contradicciones en el cártel, una buena noticia para Estados Unidos.
Alegando su interés en concentrarse como principal exportador de gas natural licuado del mundo, el pequeño emirato del Golfo Pérsico anunció su separación sorpresiva de la OPEP a partir de enero venidero.
Como la producción del rico Estado es de apenas dos por ciento del total de la organización, su peso en las decisiones conjuntas es ínfimo.
Por lo tanto, el impacto del alejamiento de Qatar de la OPEP NO será económico sino político al reflejar la dificultad de llegar a consenso.
Venezuela y Ecuador lamentaron la decisión de Doha y abogaron por la unidad.
La separación de Qatar se perfila espinosa en momentos en que la OPEP discute amargamente sobre la necesidad o NO de continuar los recortes de las producciones del crudo, única vía encontrada para frenar la caída de los precios.
Ocurre que después de una elevación hasta casi 80 dólares del barril del llamado oro negro, la cotización decayó este año hasta 50 dólares y se ahondó el debate.
NO obstante, la reciente Conferencia ministerial 175 de la OPEP en Viena y a la que asistió Qatar por última vez, decidió mantener las rebajas de los aportes de crudo de sus integrantes en
1,2 millones de barriles diarios, aunque Irán, Venezuela y Libia estarán excluídos de la medida.
La decisión tuvo un apoyo tenaz de Rusia, aliado aunque NO miembro de la OPEP, y enfrentó presiones de Estados Unidos.
El acuerdo desafía al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, porque se opuso al aumento de los precios del hidrocarburo e instó a los productores a desistir de bajar sus producciones.
Con su ascenso en las entregas de crudo llamado esquisto extraído a través de una técnica cuestionada por los ambientalistas, Estados Unidos se situó como primer productor mundial del energético en 2018.
De esa forma, colocó en situación incómoda a la OPEP al menoscabar su poder de maniobra e impacto a nivel global.
Con ese papel menguado, la OPEP tratará de conciliar ahora su gestión con la salida de Qatar, una postura vinculada a la rivalidad con Arabia Saudita.
Recuérdese que Qatar sufre un boicot económico y político de sus vecinos, bajo el argumento de su alegado acercamiento a Irán, adversario de Arabia Saudita.
La disputa en el bloque energético y la pérdida de uno de sus miembros son seguidos de cerca por Trump, aunque NO logró concretar todas sus aspiraciones con la decisión en Viena.
El gobernante estadounidense NO ha logrado doblegar a la OPEP.
