Por: Roberto Morejón
Los damnificados por el tornado que devastó 4 municipios de la capital de Cuba se concentran en la reparación de viviendas, después de un intenso trabajo para restablecer servicios básicos de electricidad, agua y telefonía.
Brigadas de técnicos y obreros del sistema eléctrico de varias provincias cubanas lograron restituir en La Habana, en cinco días, lo que parecía inalcanzable.
Así lo pensaron muchos ante el nivel de devastación dejado por el torbellino de vientos y polvo en forma de embudo que recorrió 11,5 kilómetros de la urbe y desamparó a 200 mil clientes.
Pero los llamados comúnmente como linieros laboraron cada día hasta la madrugada para, junto a los dedicados a la esfera de la telefonía, cambiar la faz de La Habana.
Con la eliminación en 72 horas de las dificultades acarreadas por el tornado en el abasto de agua, los damnificados se concentran ahora en reparar sus moradas, pues casi 2 mil 700 fueron perjudicadas, de ellas más de 300 totalmente.
Un complejo sistema de control se estableció por dependencias ministeriales y de los gobiernos de la provincia y municipios, a fin de asignar materiales de construcción.
Imágenes de la televisión mostraron a la Ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, cuando supervisaba la atención a damnificados en una de las demarcaciones devastadas por la tempestad del pasado día 27.
Era una muestra de la atención permanente y directa de funcionarios a las tareas de reparación de inmuebles después del desastre en La Habana.
Al menos dos recorridos del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, por los municipios asolados y la presencia frecuente de ministros junto a subalternos en los propios lugares, ilustraron la atención brindada por el país a la difícil situación creada.
A los afectados les resultó estimulante la decisión gubernamental de rebajar en 50 por ciento el precio de los materiales de la construcción para restituir las viviendas arruinadas.
Las personas preocupadas por la magnitud de la calamidad saben que pueden acceder a los insumos para restañar sus hogares, a través de créditos bancarios e incluso subsidios, si evidencian bajos ingresos.
Para todos los golpeados por los caprichos de la naturaleza también constituye un aliciente la visita a los lugares arrasados de artistas y glorias del deporte.
NO pocos de ellos aportaron sus brazos para nutrir las cadenas humanas organizadas para acarrear escombros, en hermoso gesto solidario.
Los habaneros se dan la mano y con la asistencia gubernamental y del resto del país inician una segunda etapa de la recuperación, la de levantar viviendas, después del paso del impetuoso torbellino.