Por María Josefina Arce
La esterilización forzosa viola la integridad física y la seguridad de una persona y constituye por tanto, una forma de violencia y una violación de sus derechos humanos.
A lo largo de la historia existen innumerables casos documentados de eugenesia en diferentes naciones. La Alemania nazi fue un ejemplo de ello. De manera masiva miles de personas fueron esterilizadas, para luego ser trasladadas a campos de concentración donde eran asesinadas o torturadas.
Estados Unidos tiene una larga historia de esta práctica genética que esconde o disfraza motivaciones clasistas y racistas y que sirvió de base para los científicos nazis.
Los casos en territorio norteamericano se remontan a principios del siglo pasado. En California y otros 32 estados se realizaban este tipo de intervenciones con el objetivo de evitar que las personas con rasgos que definían como indeseables tuvieran hijos.
Hogares para discapacitados mentales, hospitales psiquiátricos y cárceles fueron lugares donde se llevó a cabo esa práctica que se aplicó lo mismo a mujeres que a hombres.
Las investigaciones arrojan que entre 1909 y 1964 en California se esterilizó a más de 20.000 mujeres y hombres sin su consentimiento, incluidas personas con presuntas enfermedades mentales, demencia, retraso mental y alcoholismo, así como a delincuentes sexuales y una amplia gama de otras condiciones y comportamientos.
Los pobres y las minorías étnicas fueron los principales objetivos de estas prácticas que eran consideradas una ciencia en el siglo XX.
Aunque en muchos casos las víctimas no quieren hablar de un pasado que desean olvidar, los estudios efectuados por expertos y medios de prensa nos permiten conocer que pueblos indígenas como el navajo y ciudadanos de origen latino y afronorteamericano fueron el blanco de estos experimentos.
Las indagaciones de medios de comunicación dejaron claro que a partir de ese pensamiento eugenésico se instrumentaron en Estados Unidos políticas racistas contra los inmigrantes.
Los mexicanos estuvieron en la diana de políticos y funcionarios, que calificaban a esos ciudadanos de un nivel racial inferior.
Podrían parecer historias del pasado, pero aún hoy en pleno siglo 21 se conocen de casos en cárceles. De hecho no fue hasta 2014 que California finalmente aprobó una ley que prohibió la esterilización forzada en las prisiones.
La eugenesia esconde sin dudas, un profundo sentimiento racista, xénofobo y de discriminación. Es una evidencia más de la existencia de esa supuesta supremacía blanca que aun hoy se alienta en Estados Unidos, donde su presidente Donald Trump no ha dejado de insultar y criminalizar a los inmigrantes de origen latino.