Por: María Josefina Arce
El gubernamental Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua ha resultado ganador nuevamente en otras elecciones en la nación centroamericana. En esta ocasión los sandinistas son los ganadores en los comicios regionales de las costas Caribe Norte y Sur.
De acuerdo con el Consejo Supremo Electoral, el Frente marcha a la vanguardia con más del 61 por ciento de los votos en la elección de concejales en esos territorios.
Este último proceso evidencia una vez más que el Frente Sandinista es el partido más sólido y con mayor aceptación en la sociedad, por el trabajo que en beneficio de todos ha realizado en más de una década de su retorno al gobierno y que incluso le ha ganado el respeto de muchos de sus opositores.
La realidad es que los sandinistas volvieron al poder en 2007 y desde entonces han marcado la pauta en los diversos procesos electores que se han realizado en la nación centroamericana.
En los comicios de 2016 el presidente Daniel Ortega fue reelecto para un nuevo mandato con más del 70 por ciento de los sufragios, a pesar de las campañas mediáticas en contra de la revolución sandinista y los llamados al boicot del proceso.
Los programas sociales puestos en marcha a favor de los sectores más vulnerables, el sostenido crecimiento de la economía, la disminución de la inseguridad y la estratégica asociación de las autoridades con el sector empresarial para llevar adelante al país le ha ganado múltiples adeptos al Frente Sandinista de Liberación Nacional.
La derecha por demás, no tiene fuerza, ni un programa que redunde en beneficio de todo el pueblo nicaragüense. Los actos violentos que desencadenó a partir de abril del pasado año evidenciaron su desesperación, pero sobre todo lo poco que le importa el destino de la nación.
Los participantes en las protestas alteraron la tranquilidad y dañaron instalaciones que brindan servicios a la población como centros de salud, además de asaltar y quemar ómnibus y ocasionar pérdidas millonarias.
El gobierno sandinista por su parte, no dejó de llamar a la cordura y puso todo su empeño en establecer un diálogo para preservar la paz y la seguridad de los ciudadanos.
Una posición que no ha abandonado y que ha llevado a que la pasada semana se retomaran las conversaciones gobierno-oposición para llegar a un entendimiento.
Consolidar la paz tan necesaria para continuar trabajando por el desarrollo económico de la nación centroamericana y por el bienestar y tranquilidad de todos los nicaragüenses es la meta del diálogo que el gobierno ha entablado con la oposición.