Por: Guillermo Alvarado
Casi al mismo tiempo que el gobierno de Estados Unidos anunció medidas que permitirían demandar a empresas cubanas en la nación norteña, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, acusó a la isla caribeña de “fomentar la represión” en Venezuela y amenazó con endurecer las restricciones financieras contra la Mayor de las Antillas.
La administración de Donald Trump hizo lo que sus antecesores se habían cuidado mucho de evitar, y abrió parcialmente la vía para poner en práctica algunos acápites del título III de ese engendro jurídico conocido como Ley Helms-Burton, vigente desde su firma por William Clinton en 1996.
Semejante desatino no habría sido posible si detrás del presidente estadounidense no hubiese un pequeño grupo de rabiosos ultraconservadores y probados anticubanos, entre los que se destaca el señor Bolton, con un abultado expediente derechista.
Abogado de profesión, comenzó sus andanzas desde su colaboración con Ronald Reagan, si bien fue hasta el gobierno de George W. Bush que destacó como un halcón peligroso, un verdadero depredador de la peor especie.
No lo decimos nosotros. El diario conservador español El País lo caracteriza durante sus servicios a Bush hijo como un tipo “rodeado por su polémico estilo autoritario y por unas graves acusaciones, las de presionar a los especialistas de inteligencia para lograr datos que justificaran sus alegatos”.
Recordemos que fue uno de los constructores de la mentira de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, con la cual se justificó la sangrienta invasión contra Iraq, y todavía en 2015 afirmaba que esa operación había valido la pena.
Lo mantuvieron apartado durante las recientes administraciones del partido Demócrata, pero eso no significa que estuviese inactivo como lo demuestran algunos de los libros publicados en esa época, entre ellos uno titulado “Cómo Barack Obama está poniendo en peligro nuestra soberanía nacional”.
Muchas de las ideas expresadas por este halcón en sus textos han sido reproducidas en algunos discursos pronunciados por Trump, lo que muestra la influencia que tiene sobre el jefe de Estado.
Cuando triunfó el partido Republicano en las elecciones presidenciales de 2016 se barajó el nombre de Bolton como posible secretario de Estado, pero su ingreso oficial al gabinete se produjo hasta 2018, tras la salida de algunas figuras consideradas como un tanto moderadas, entre ellas la del mismo Rex Tillerson.
Se dice que estuvo tras el abandono del Acuerdo Nuclear con Irán y durante un tiempo insistió en dar un golpe atómico preventivo a Corea del Norte en lugar de iniciar conversaciones con el presidente Kim Jong-Un.
Bolton aplaudió la salida de Estados Unidos del Tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias, conocido por sus siglas de INF, y ahora encabeza las agresiones contra Venezuela, Cuba y Nicaragua en nombre de una vetusta Doctrina Monroe, según la cual América Latina y El Caribe son el patio trasero donde Washington puede hacer lo que le venga en gana.