Por: María Josefina Arce
El 14 de junio es una fecha especial para Cuba y América Latina. Dos grandes protagonistas de nuestra historia: el general Antonio Maceo y el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara nacieron en esa fecha, aunque en diferentes siglos y países, su compromiso con las causas justas los hermanó en el tiempo.
Maceo fue el héroe de numerosas batallas por la independencia de Cuba del yugo español. Su valentía y arrojo lo distinguieron y dejaron profundas cicatrices en su cuerpo.
Es recordado no solo por su osadía y ser un gran estratega militar, sino también por su rebeldía e intransigencia. Prefirió seguir en la lucha hasta que Cuba fuera libre y soberana completamente.
La protesta que escenificara en Mangos de Baraguá, en el oriente cubano, contra una paz sin independencia ha servido de guía a incontables generaciones de cubanos, quienes tienen en Maceo un ejemplo de intransigencia revolucionaria.
También fue protagonista, junto al Mayor General Máximo Gómez , de la invasión de Oriente a Occidente, que sería calificada como la hazaña más grande del siglo diecinueve.
Desde Argentina llegaría a nuestras tierras un hombre inquieto, de sólidos principios revolucionarios, que pondría a disposición de la verdadera independencia de Cuba, su espíritu de sacrificio y valentía.
Ernesto Che Guevara se incorporó en México a la expedición del yate Granma que en diciembre de 1956 llegaría a las costas del oriente cubano para reiniciar las luchas lideradas por Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista.
El Che admiraba profundamente al Titán de Bronce. Bebió del ejemplo y el pensamiento avanzado del general Maceo, tan grande era ya su compromiso con el pueblo cubano.
De él afirmaría en 1962: “Hoy que estamos en la tarea de la construcción del socialismo en Cuba, que empezamos una nueva etapa en la historia de América, el recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias”.
A ambos luchadores los uniría su sentido del deber, del amor a la verdadera independencia y su claridad sobre el peligro que representaba Estados Unidos para Cuba y América Latina en general.
Cada uno en su época alertó sobre las ansias expansionistas de Estados Unidos. Mientras el Che aconsejaba no confiar en el imperialismo “ni un tantico así”, Maceo advertía: “Mejor es subir o caer sin ayuda, que contraer deudas con vecino tan poderoso”.
Al Guerrillero Heroico le correspondería el honor, junto al Comandante Camilo Cienfuegos, reeditar décadas después la invasión de Oriente a Occidente, en la que se distinguiría en la toma de la ciudad de Santa Clara.
De probada valentía, fuerza, constancia y sacrificio son Antonio Maceo y el Che, dos hijos de Cuba y América Latina, que dejaron su impronta en nuestras tierras y que hoy sirven de guía a todos los hombres dignos del mundo, comprometidos con un mundo mejor, soberano, independiente, justo y equitativo.