Por: Guillermo Alvarado

El hambre, la miseria, las enfermedades, las guerras y hasta los efectos del cambio climático figuran entre las razones por las que cada vez más personas se ven obligadas a abandonar su lugar de origen o residencia en busca de otro sitio, donde creen que resolverán sus principales problemas o encontrarán una oportunidad.

Un informe actualizado de la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, ACNUR, señala que en 2018 la cifra de seres humanos en esta condición fue de casi 71 millones de personas, la más alta registrada jamás por esa institución, encargada de atender las profundas necesidades de estas grandes masas.

Para que se tenga una idea, ese número es casi igual a la población total de Centroamérica y El Caribe.

La mitad de los refugiados, unos 35 millones, son niños y una gran parte de ellos están solos, ya sea porque partieron sin su familia o que en el curso del azaroso viaje sus padres fallecieron o se perdieron.

ACNUR señala en su informe una inquietante tendencia, y es que entre aquellos que buscan escapar a la guerra y la violencia, los países de acogida son principalmente los menos desarrollados, es decir los pobres.

Las naciones de ingresos medios reciben por lo regular 5,8 refugiados por cada mil habitantes, y los más ricos solo aceptan un promedio de 2,7. La paradoja está en que las armas empleadas en las guerras son fabricadas y vendidas por las naciones con más alto desarrollo.

Otro sector reflejado en el informe es el de los solicitantes de asilo en un segundo o tercer país y están a la espera de una respuesta, que en 2018 sumaron tres y medio millones. Más de la mitad de ellos habían presentado su solicitud un año antes.

Estados Unidos es el mayor receptor de peticiones de asilo y la mayoría son hechas por mexicanos y centroamericanos, hacia quienes el presidente Donald Trump ha endurecido al máximo las condiciones.

En cuanto a los refugiados en países distintos a su origen, sumaron 25,9 millones y los desplazados dentro de su mismo territorio nacional fueron 41,3 millones.

De acuerdo con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, todas las cifran muestran una preocupante alza por lo que se debe trabajar intensamente para soslayar los obstáculos y permitir que esta gente pueda retornar a su lugar de origen.

Lamentablemente para que esto ocurra habría que comenzar a resolver muchos de los conflictos armados que existen hoy día, impulsar el desarrollo económico y social, eliminar la pobreza y la opresión, azotes que la humanidad está muy lejos de superar.

Basta dar una somera mirada a algunos lugares, como Yemen, Palestina, Siria, República Democrática del Congo, Haití, o el Triángulo Norte Centroamericano, para darse cuenta de que en esta materia nuestra especie marcha a la zaga, si no es que camina francamente hacia atrás. FIN