La inestabilidad dificulta atender crisis social en Haití

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-07-25 07:42:08

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Foto: AFP.

Por: Roberto Morejón

La inestabilidad política y los recurrentes cataclismos naturales dificultan enfrentar la grave crisis socio-económica de Haití.

Desde mediados de 2018 las protestas públicas mantienen en jaque al país caribeño con breves periodos de tensa calma.

La reciente renuncia del primer ministro Jean Michel Lapin evidenció la magnitud del trance político, pues se trata del tercer jefe de gobierno que cae en menos de un año.

Lapin asumió en marzo último designado por el presidente Jovenel Moise, aunque ni siquiera fue ratificado en el cargo por el ámbito legislativo.

El fugaz Primer Ministro tampoco logró que el parlamento aprobara su plan de gobierno y ante tales antecedentes su sustituto, Fritz William Michel, asume en medio de interrogantes.

Tanto el recién propuesto Premier como sus antecesores debieron acometer sus funciones en medio de la crispación política, caracterizada por la beligerancia opositora al Jefe de Estado, Jovenel Moise.

Según dicen sus adversarios y la Corte de Auditorías, el equipo presidencial estaría involucrado en la apropiación de recursos del proyecto energético PETROCARIBE.

Tal posibilidad ha sido negada por el dignatario sin que lograra neutralizar las protestas encabezadas fundamentalmente por el grupo denominado Sector Democrático y Popular, reacio a conversar.

El desasosiego político no oculta el drama de los haitianos, la mayoría sumidos en la pobreza.

En una nación donde en los últimos 33 años desfilaron 15 presidentes, 22 primeros Jefes de Gobierno, innumerables gabinetes ministeriales y acaecieron rupturas violentas, la desconfianza prevalece.

Con graves herencias coloniales y la injerencia en sus asuntos internos de países occidentales, Haití parece carecer de rumbo.

Muchos pobladores esperan porque atiendan sus apremiantes condiciones de vida.

Es el caso de los jóvenes, quienes constituyen 70 por ciento de la población y NO saben qué hacer con sus vidas, como afirmara el religioso colaborador Camilo Antonio Menegon.

El sacerdote aduce que el problema de Haití es la miseria crónica, una afirmación calzada por aseveraciones del presidente Moise sobre la existencia de más de tres millones de personas bajo la línea de pobreza.

Haití sufre igualmente por la introducción del cólera, que ha matado a más de un millón de personas, y por las secuelas del terremoto del 2010, con 300 mil muertos.

Una parte de la comunidad internacional empeñada en asistir a un Haití estable aspira a que los actores políticos allí encuentren en el diálogo las vías para salir del presente atolladero.



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