Por: Roberto Morejón
En un ataque a las familias cubanas, el gobierno estadounidense aumentó las restricciones al envío de remesas, mientras el Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, afirmaba, desvergonzadamente, que su administración apoya al pueblo antillano.
Las nuevas limitaciones van más allá de las remesas al incluir a las transacciones bancarias y eliminar la autorización al despacho de donativos.
No se trata de un arranque aislado de la agresiva tropa al mando del magnate Donald Trump.
La administración estadounidense redujo anteriormente el personal de su embajada en La Habana bajo el pretexto de alegados incidentes de salud con su personal, nunca probados.
Además de la consiguiente disminución del personal diplomático cubano en Washington, fueron recortados los contactos para mejorar las relaciones bilaterales.
Igualmente aumentaron las dificultades para obtener visas, las trabas a visitas de estadounidenses y surgió la prohibición de los cruceros.
La administración ultraconservadora del país norteño aplicó asimismo en su totalidad el título III de la Ley Helms Burton.
Ese diabólico precepto permite a los ciudadanos estadounidenses cuyas propiedades fueron nacionalizadas por Cuba, presentar reclamaciones ante las cortes de su país contra las personas que, según afirman, trafican con sus antiguas pertenencias.
La ejecución del acápite augura una avalancha de querellas capaces de contaminar el ámbito de la justicia.
Tanto esa decisión como las más recientes penalizaciones sobre remesas y transacciones bancarias generan el rotundo rechazo del gobierno y el pueblo cubanos.
Como señalara el canciller cubano, Bruno Rodríguez, el gobierno de Trump ha fracasado en sus planes de derrocar al gobierno constitucional de Venezuela e intenta responsabilizar a La Habana por el descalabro.
Los cubanos participan en una jornada presentada por el Instituto de Amistad con los Pueblos denominada “Tenemos memoria” contra el bloqueo y el terrorismo.
Se trata de dos aristas unidas en la política de Washington hacia la Revolución Cubana.
Por esa cruda realidad, familiares de víctimas cubanas, funcionarios y pueblo condenaron aquí las décadas de hostilidad.
En un año de tantas vueltas de tuerca al asedio, Cuba presentará por vigésima octava ocasión una resolución en la ONU sobre la necesidad de poner fin al bloqueo impuesto por Estados Unidos.
Los daños provocados por ese genocidio sobrepasaron los 933 mil 678 millones de dólares hasta 2018.
El monto implica un grave perjuicio para la vida de los cubanos, quienes mientras recuerdan a los caídos por el terrorismo rechazan la agudizada hostilidad de la administración de Donald Trump.