Por Martha Andrés Román
Mientras la Organización de Estados Americanos (OEA) continúa envuelta en controversias por su cuestionado papel regional, despierta atención hoy la posible candidatura de la diplomática ecuatoriana María Fernanda Espinosa a la Secretaría General del organismo.
El embajador de Antigua y Barbuda ante esa entidad, Ronald Sanders, anunció la semana pasada en diálogo con la agencia AFP que la excanciller de Ecuador y expresidenta de la Asamblea General de la ONU competirá por el puesto contra su actual ocupante, el uruguayo Luis Almagro, quien ha desempeñado una labor muy polémica.
Después de 71 años de vida de la OEA, existe el sentimiento de que sería bueno que una mujer con la experiencia y la creatividad de Espinosa ocupara la Secretaría General, expresó Sanders sobre esa propuesta, y dijo que es una decisión tomada por su gobierno y varios otros.
Al decir del diplomático caribeño, Espinosa tiene 'capacidad para ser una sanadora' y para 'buscar consensos', unas cualidades que contrastó con la figura divisiva de Almagro, quien desde diciembre de 2018 dio a conocer que buscaría la reelección, en lo cual ha sido respaldado públicamente por Estados Unidos y Colombia.
El próximo secretario general será elegido el 20 de marzo de 2020 en una Asamblea General, en la cual se impondrá la persona que logre la mayoría simple de 18 votos, y las candidaturas pueden presentarse hasta el venidero 15 de diciembre.
De acuerdo con Sanders, la excanciller ecuatoriana ha mantenido encuentros con representantes de varios miembros de la organización y ya reunió 'un apoyo muy fuerte' con el respaldo de naciones no solo del Caribe, sino también del resto de América.
El proceso de elecciones en el organismo regional se acerca cuando la OEA enfrenta numerosas críticas por su postura tras los comicios celebrados en Bolivia el 20 de octubre pasado y el posterior golpe de Estado contra el legítimo presidente de ese país, Evo Morales.
Los informes preliminares difundidos por la organización acerca de presuntas irregularidades en esas elecciones desataron una serie de protestas, fomentadas por la oligarquía local y la oposición, que forzaron la dimisión de Morales el 10 de noviembre.
Después de esa renuncia, la diputada opositora Jeanine Añez se autoproclamó presidenta de Bolivia, y eso condujo a manifestaciones de rechazo que fueron violentamente reprimidas por la policía y las fuerzas armadas.
Tal nivel de violencia no ha sido denunciado con fuerza por la Secretaría General, que no reconoce lo sucedido en esa nación como un golpe de Estado.
En una carta enviada esta semana al Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, que llevaba varios días insistiendo en hacer pública toda la auditoria de la OEA sobre el supuesto fraude en Bolivia, el organismo admitió que aún no tiene un informe definitivo de los comicios en esa nación.
Ante lo sucedido allí, muchas voces del continente, incluso en Estados Unidos, donde está la sede de la organización, acusaron a la OEA y, en particular, a Almagro, de injerencia y de haber contribuido al golpe de Estado contra Morales.
En medio de este contexto, Espinosa manifestó ayer en entrevista con la agencia EFE que, de ser elegida secretaria general, se convertirá en un 'puente' para facilitar el diálogo y dejará a un lado sus opiniones, en un intento por devolver al organismo la 'institucionalidad' que le ha faltado en los últimos años.
"Yo pienso que un secretario general no debe tener una agenda o una postura personal frente a los temas, sino que la organización, el multilateralismo, tienen que responder al deseo, a la voluntad y a la decisión de los Estados", respondió la diplomática ante una pregunta sobre Almagro.
Un secretario general tiene que ser un facilitador, un puente, una persona que escuche a los Estados, a los grandes, a los pequeños, que construya unidad en la diversidad, y eso no lo estamos viendo en este momento en nuestro continente, consideró.
Interrogada acerca de lo sucedido en Bolivia, Espinosa reitero que la OEA debe ser un actor técnico neutral y también político, pero que recoja las voces de los Estados que la conforman.
De lograr vencer a Almagro en marzo próximo, la ecuatoriana volvería a hacer historia, pues tras ser la primera latinoamericana en presidir la Asamblea General de la ONU, se convertiría en la primera mujer al frente de la OEA.
Si llega a ese puesto, entre sus prioridades habrá temas como el empoderamiento y los derechos de las mujeres; el cambio climático, que resulta clave para los países del Caribe; y los pueblos indígenas, que tienen presencia en todo el continente. (Tomado de PL)