Por: Guillermo Alvarado
La belicista Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, llegó a su aniversario 70 en medio de fuertes tensiones entre varios de sus miembros, así como cuestionamientos acerca de la operatividad y funcionamiento de una estructura que consume el 52 por ciento del gasto militar de todo el mundo.
Con el propósito de conmemorar la efemérides, jefes de Estado y representantes de los 29 países miembros se encontraron en Londres, capital del Reino Unido, donde hubo, sin embargo, poca oportunidad para celebrar y sí mucho que discutir.
Fue duro el cruce de palabras entre el presidente de Francia, Enmanuel Macron, y su homólogo estadounidense Donald Trump, quienes protagonizaron los momentos más difíciles de este infeliz cumpleaños.
El jefe del Elíseo dijo hace pocos días, y confirmó en Londres, que la OTAN sufre “muerte cerebral” y es incapaz de coordinar y garantizar la defensa de Europa occidental. El patrón de la Casa Blanca respondió recordando las dificultades económicas de Francia y su elevado índice de desempleo, lo que no parecía venir absolutamente para nada al caso.
Trump agregó que las palabras de Macron eran insultantes y aseguró que nadie como Francia necesitaba en estos momentos de la OTAN, otra afirmación inexplicable.
Los dardos del presidente francés también se dirigieron al jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, quien siendo miembro del pacto militar trasatlántico compró recientemente armamento ruso y además atacó territorio sirio sin contar con sus socios europeos.
El accidentado encuentro puso de relieve las grietas en el organismo, creado en 1949 tras la II Guerra Mundial, con el pretexto de garantizar la seguridad de sus miembros y acudir en su defensa si fuese atacado por un ejército ajeno al grupo.
La verdad es que desde el primer momento tuvo como propósito contener y amenazar a la Unión Soviética, cuyas fuerzas armadas ganaron un gran prestigio tras la contienda universal, en cuyo desenlace fueron las principales protagonistas.
Tras la disolución del campo socialista europeo y el supuesto fin de la guerra fría, la OTAN se convirtió en un instrumento de agresión contra países y regiones fuera de sus fronteras. En 1989 intervino en la crisis yugoeslava y en 2001 Estados Unidos la convocó para formar parte del ataque contra Afganistán.
También encabezó los criminales bombardeos contra Libia en 2011 y en la actualidad tiene más de 20 mil hombres en zonas de conflicto o en tareas de entrenamiento.
Pero la pelea franco-estadounidense tiene una explicación que no aparece en los grandes medios de comunicación. Francia es la principal potencia atómica y tiene el mayor y mejor dotado ejército de Europa Occidental, en particular de la Unión Europea, y sueña desde hace años con encabezar un mecanismo de defensa exclusivamente continental, sin la presencia del Pentágono.
Se imaginarán ustedes la revoltura de estómago que esa iniciativa debe provocar en la Casa Blanca, que rechaza categóricamente la idea y ha logrado contenerla hasta ahora, pero sin éxito completo.
El trato brutal que Donald Trump le ha dado a sus socios del otro lado del Atlántico podría estimular ese proyecto, pues muchos gobiernos preferirían confiar su defensa a sus propios medios y no en la veleidosa voluntad del presidente estadounidense.