Por: Roberto Morejón
Un nuevo año se inicia para los cubanos, en el que se proponen trabajar para hacer más armónica y dinámica la economía, en medio del recrudecimiento del bloqueo estadounidense. Sin eludir el afianzamiento de las ideas de justicia social, los cubanos tratarán de desatar las fuerzas productivas, como indicó el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel.
El empeño abarca, entre otras aristas, erradicar valladares al funcionamiento de la empresa estatal, beneficiada con cerca de una treintena de medidas oficiales.
En vías de alcanzar su real y necesario redimensionamiento, esas entidades tendrán más facultades para administrar sus dividendos, en pos de mayores aportes al tesoro público y al distribuir entre los obreros parte de las ganancias.
La empresa estatal en Cuba deberá mostrar su predominio con resultados más elocuentes, en armonía con otras formas de gestión, como la cooperativa y la de los trabajadores autónomos.
Esa última modalidad laboral tuvo cambios durante 2019 al autorizarse la apertura nuevamente de 26 actividades interrumpidas. Hacia la gestión por su propio arbitrio se encaminaron casi 618 mil cubanos, una cifra inusitada en el contexto local. Sus productos y servicios ya pueden venderlos a entidades domésticas y extranjeras radicadas en el país.
La concordia entre todas las formas de gestión debe apoyar los objetivos de un plan económico para 2020 suficientemente dúctil. La estrategia enfatiza en la disminución de importaciones, aumento de exportaciones, más encadenamientos productivos internos y nuevas captaciones de inversionistas foráneos.
Al listado de asuntos cardinales se añade lograr una mayor producción de alimentos y fármacos, progresar en la informatización y ejecutar el segundo año de una Política de Viviendas más amplia.
El Jefe de Estado aludió igualmente a otra de las prioridades de Cuba, la de hacer más eficiente el proceso inversionista, porque en ese punto reside un resorte vital del crecimiento del Producto Interno Bruto.
Junto a esos derroteros, los cubanos tendrán la atención colocada en el 2020 en el envejecimiento poblacional, por sus secuelas en el avance de las fuerzas productivas.
El perfeccionamiento del trabajo del gobierno y la institucionalización del país derivados de la aprobación en 2019 de una nueva Carta Magna, representan asimismo faenas clave de labor en Cuba.
Cuando aquí también se proponen modernizar el sistema bancario y otorgarle más atribuciones a los municipios en su actividad productiva y de servicios, pudiera parecer abultada la agenda del 2020. No es así. Los cubanos insistirán en la búsqueda de la prosperidad y el desarrollo a pesar del acoso financiero de Estados Unidos y sus impedimentos a los suministros de petróleo.