Por: María Josefina Arce
Ya está nuevamente en marcha la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, que cada año llega a las montañas del oriente cubano y es esperada con ansias por los pobladores de esas zonas, en especial por los más pequeños.
Treinta ediciones cumple esta iniciativa, que comenzó su periplo el pasado 28 de enero, tras rendir tributo al Héroe Nacional José Martí, en el aniversario 167 de su natalicio.
Merecedora del Premio Nacional de Cultura Comunitaria, la Cruzada recorrerá 188 comunidades ubicadas en siete de los diez municipios de la provincia de Guantánamo.
Los cruzados, como son conocidos, convivirán con los habitantes de esos poblados, con quienes compartirán no solo el amor por el teatro, sino también la comida y en ocasiones las casas.
Con el paso de los años esté proyecto ha ido sumando más personas de las diversas regiones del archipiélago, que no dudan en llevar su arte a las zonas de difícil acceso del macizo montañoso guantanamero.
Ya forman parte de él actores y teatristas de las provincias de La Habana , Cienfuegos, Sancti Spíritus, Las Tunas, Holguín, Granma, y Santiago de Cuba.
Pero también participan en cada edición agrupaciones procedentes de otras naciones. En esta ocasión están presentes Argentina, Colombia, México, Perú y el País Vasco.
Los actores se dividen en varios grupos, para llegar a cada rincón posible y que no quede ningún poblador sin disfrutar de las representaciones teatrales.
Los participantes en esta iniciativa buscan también incidir en el desarrollo del gusto estético, capacidad de apreciación y creación artística de los habitantes del área.
Para Emilio Vizcaíno, fundador y director de la iniciativa, llevar el teatro a los lugares más apartados de Cuba es la oportunidad de conducir a feliz término el valor social del arte.
Pero además, significó, ha tenido un impacto transformador y humanista en varias generaciones de creadores y público, hermanados en cada entrega.
Considerada el mayor suceso de teatro comunitario en Cuba, la Cruzada es un acto de amor por cada poblador de las serranías, pero también por esa vieja manifestación artística que puede hacer llorar o reir, pero sobre todo hace pensar
El asombro, la sonrisa o la risa de niños y adultos es el mayor premio a estos actores que cada año ofrecen arte y vida en los lugares más intrincados de Cuba.
Ya se escucha la algarabía y alegría de los pobladores de las serranías guantanameras, pues la trigésima Cruzada está en marcha.