Por: Roberto Morejón
A contrapelo de la creciente presión social en Estados Unidos por los frecuentes tiroteos, el presidente Donald Trump insistió en su reciente mensaje a la nación en dejar intocable el acceso masivo a las armas.
En una alocución plagada de imposturas y falacias, el gobernante defendió vehementemente la segunda enmienda de la Constitución de Estados Unidos, por su amparo al porte de armas.
Con arrogancia desechó la palpitante realidad de su país, donde hubo 41 tiroteos con 211 muertos en 2019, el año con más incidentes de ese tipo en décadas.
La exaltada salvaguardia del inquilino de la Casa Blanca a la tenencia de armas ocurrió después de que en 2019 hablara vagamente de estudiar la ampliación de procesos de verificación de antecedentes previos a la adquisición de tales dispositivos.
Rápidamente la poderosa Asociación Nacional del Rifle arreció su resistencia a mayores controles de artefactos de fuego.
La corporación volvió a hacer gala de su rango como uno de los grupos de presión con más poder en la nación norteña.
Téngase en cuenta que fue capaz de demandar al estado de la Florida por elevar la edad mínima para hacerse de un arma a 21 años.
La Asociación Nacional del Rifle propuso en 2017, con el apoyo del hijo mayor de Donald Trump, exonerar la venta de silenciadores, porque en su criterio el ruido de las pistolas era contaminador acústico.
Bajo ese enfoque es nocivo el ruido pero no la letalidad de los utensilios de violencia.
Con aportes sustantivos a campañas proselitistas de los políticos sobre todo republicanos, la mencionada colectividad fomenta la fluida venta de pertrechos.
Promueve inclusive las realizadas por Internet y en ferias, todas con generosos dividendos para los fabricantes.
Ello es así porque el Buró Federal de Investigaciones demora apenas tres días en verificar antecedentes de los compradores.
Con esas facilidades, las matanzas proliferan hasta agitar a autoridades locales y estatales, independientemente de su credo político, en sus demandas al Congreso y el gobierno federal con vistas a poner fin a un problema nacional.
El Jefe de Estado se manifestó remiso a tales reclamos con su enardecido resguardo al porte de armas.
En definitiva, la Asociación Nacional del Rifle es tan conservadora como el orador en el Capitolio.
Con unos 4 millones de miembros, según cálculos, la agrupación referida puede movilizar partidarios en respaldo a los planes reeleccionistas de Trump.
Eso es lo que importa a quien ordenó el asesinato del general iraní Qassim Soleimani. Los “mass shooting”, o tiroteos en masa, los ve como asuntos de segundo orden.