Por: Roberto Morejón
La transparencia de Cuba en el seguimiento de los alegados incidentes de salud en La Habana expuestos por Estados Unidos, quedó reafirmada con la reciente celebración aquí de una importante reunión de científicos.
Bajo la pregunta: “¿Existe el síndrome en La Habana?” transcurrió el debate organizado por la Academia de Ciencias en coordinación con el Centro de Neurociencias, con la asistencia de invitados foráneos.
Sin ánimo de conclusiones definitivas, el encuentro fue útil a fin de analizar investigaciones acerca de los percances de salud que, según Washington, sufrieron diplomáticos en la embajada en esta capital.
La convocatoria de la cita puso de relieve el interés de la mayor de las Antillas de proseguir las pesquisas, a lo que contribuye la labor de un equipo nativo de expertos.
En visiones expuestas en la reunión emergió la necesidad de que Estados Unidos permita a los científicos de Cuba y de otros países acceder a la información acopiada.
Llamó la atención que los principales entendidos estadounidenses a cargo de la investigación oficial acerca del tema no asistieron al debate en esta urbe, a pesar de extenderles invitaciones.
Una postura de ese tipo concuerda con las denuncias del gobierno revolucionario acerca de la utilización del asunto por la Casa Blanca con objetivos políticos.
La maquinaria propagandística inducida por la administración encabezada por el magnate Donald Trump remachó inicialmente a la opinión pública con el enunciado perverso de “ataques sónicos” en La Habana.
Después que indujo la idea falsa de un arma sónica, pasó a las hipótesis de un virus, conmociones cerebrales, trauma emocional, las microondas, los grillos y ahora el síndrome de La Habana.
Como la patraña inicial perdió resuello, en la potencia del Norte buscan alternativas para sostener lo que les sirvió para reducir drásticamente su personal en la nación caribeña y deteriorar los nexos.
Mientras tanto, científicos cubanos trabajan arduamente y saludan la posición de Canadá.
Ese país aludió a situaciones con sus diplomáticos en La Habana, pero guardó discreción y colaboró en las indagaciones.
Científicos de la mayor de las Antillas admiten que valoran las hipótesis de expertos de Canadá acerca de las causas de los presuntos sucesos de salud, aunque consideran prematuro llegar a conclusiones.
Lo anterior y la propia celebración de un evento riguroso en La Habana acerca de los invocados acontecimientos con diplomáticos y otro personal, subraya la posición abierta de este país.
Cuba manifiesta disposición a colaborar ceñida a los hechos y no a las especulaciones dirigidas a justificar el cisma político con Estados Unidos.