Por: Guillermo Alvarado
Decenas de miles de mexicanos y centroamericanos están varados en la frontera sur de Estados Unidos con la menguante esperanza de cruzar legalmente la línea divisoria, pero ahora también bajo la amenaza de la pandemia de Covid-19 que de alcanzarlos ocasionaría una tragedia humanitaria.
Muchos de ellos fueron llegando a cuentagotas hasta ese lugar y otros son remanentes de las caravanas iniciadas en octubre de 2019 y que en la primera parte del año pasado cruzaron territorio mexicano.
La administración Trump, recordemos, le dio un portazo a sus sueños. Los que lograron entrar a ese territorio fueron recluidos en prisiones migratorias y separados de sus hijos, en tanto la mayoría debió someterse al programa “Permanecer en México” mientras se procesa su solicitud de asilo.
Debido a la pandemia de coronavirus, las audiencias se suspenderán hasta abril, por lo menos, lo que abre un compás de espera aún mayor para quienes viven en condiciones precarias en campamentos insalubres, refugios atestados, o simple y llanamente en la calle.
Si el virus los ataca en esa situación el resultado será terrible, a menos que las autoridades mexicanas hagan algo para ponerlos a salvo, si bien hasta ahora no se ha mencionado el tema en los planes que adelanta el gobierno federal.
De Estados Unidos no pueden esperar absolutamente nada, como no sea la más absoluta indiferencia a su drama.
Los que están del otro lado tampoco la pasan mejor. La vida en una prisión es el peor escenario en tiempos de pandemia porque si la plaga llega hasta allí simplemente no tienen ningún lugar a dónde ir.
El activista Juan José Gutiérrez, de la Coalición Derechos Plenos para los inmigrantes, dijo al diario mexicano La Jornada que es urgente declarar una moratoria a los arrestos, encarcelamientos y deportaciones de migrantes mexicanos o de Centroamérica.
Las cárceles, sean municipales, estatales o federales, dijo Gutiérrez, se han convertido en una incubadora de la reproducción del virus.
Si hasta ahora el gobierno de Donald Trump no ha logrado poner en práctica un plan para saber la cantidad real de ciudadanos infectados en su país con la Covid-19, es impensable que vaya a dar alguna prioridad a los migrantes, por los que siempre ha mostrado un brutal desprecio.
Por el contrario, se mantendrá la política de deportaciones, sin duda hacia el otro lado de la frontera con México, toda vez que Guatemala anunció que suspenderá el arribo de aviones con repatriados desde Estados Unidos.
Estamos, pues, en el umbral de lo que podría ser un episodio vergonzoso en medio de la tragedia global que significa esta pandemia, calificada por la Organización Mundial de la Salud como definitoria para nuestros días, sin duda porque la gente está conociendo quién es quién, según sea su comportamiento hacia los demás.