Por: Guillermo Alvarado
La pandemia de Covid-19 tendrá un fuerte efecto negativo para la economía de los países miembros de la Unión Europea, que este año sufrirán un severo retroceso de su Producto Interno Bruto, PIB, nunca visto desde los años 30 del siglo pasado.
Así lo confirmó la Comisión Europea al publicar esta semana sus proyecciones de primavera, donde suele trazar cuál será el rumbo del mecanismo integrador hasta finales de año.
El bloque sufrirá una caída del PIB del 7,4 por ciento, lo que significa una pérdida de nueve puntos respecto a las estimaciones anteriores.
Para la denominada Zona Euro, es decir el conjunto de naciones acogidas a la moneda común, la pérdida será mayor pronosticó el organismo rector de ese grupo.
El efecto negativo no será simétrico, como tampoco lo están siendo los daños causados por el SARS-CoV-2. Grecia, uno de los eslabones más débiles del eurogrupo, tendrá una caída de -9,7 por ciento; seguida de Italia, con -9,5; España, -9,4; y Francia, aunque se le considera la segunda economía regional, terminará el año con un saldo de -8,2.
De acuerdo con Paolo Gentiloni, comisario europeo para Asuntos Económicos y Monetarios, se trata de un golpe sin precedentes después de la llamada Gran Depresión que obligó a cambiar las reglas en casi todo el mundo.
Esto va a repercutir directamente en la pérdida de empleos y se pondrá fin a una lenta y trabajosa recuperación en los últimos años en este importante indicador. Francia, por ejemplo, volverá a rebasar la barrera del diez por ciento de desempleados.
De manera paralela, crecerá el peso de la deuda pública, que será de 102 por ciento del PIB en la zona euro, con peores resultados en Grecia, donde llegará a 200 puntos, es decir el doble de lo que el país pueda producir este año.
Pero, como las cosas nunca están tan mal, como para que no puedan empeorar un poco más, hay la posibilidad de un escenario muy amenazador.
Existe mucha incertidumbre por la decisión de varios países de levantar las medidas de aislamiento cuando aún hay una fuerte circulación del virus, como en Italia, España y Francia, entre otros.
De producirse una segunda ola de contagios, más fuerte y duradera que la primera, la economía de la Unión Europea se hundiría más y las posibilidades de una recuperación el año próximo serían muy lejanas.
El afán de salvar los negocios por encima de la salud haría resultar, como decían los abuelos, que salga más caro el caldo que los frijoles.