Por Maria Josefina Arce.
Desde que en diciembre último se reportó en China el primer caso de la COVID 19 y comenzó su indetenible avance por el mundo, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus ha trasladado su epicentro de un continente a otro, mostrando las grandes desigualdades existentes.
Ahora la atención mundial la acapara Sudamérica. La OMS, Organización Mundial de la Salud, ha alertado que es actualmente esa región donde el número de contagiados y fallecidos crece por día y los sistemas de salud han colapsado o están al límite de sus capacidades.
De acuerdo con la entidad sanitaria mundial, existe una gran preocupación por los países suramericanos, en especial por Brasil, el mas afectado por el momento, que ya contabiliza cerca de 350 mil infectados, una cifra que podría ser mayor, estiman los expertos, ante la falta de pruebas de diagnóstico.
También han mostrado un mayor incidencia de casos en las últimas semanas el Perú, Chile, Bolivia y Colombia, donde las comunidades indígenas están entre las de mayor vulnerabilidad por siglos de olvido e indolencia de los distintos gobiernos.
La alarma comenzó a sonar en abril pasado por Ecuador, cuyas tristes y dolorosas imágenes de muertos en las calles, apilados en los hospitales y casas y las numerosas fosas comunes en la ciudad de Guayaquil recorrieron el mundo.
Las políticas neoliberales puestas en marcha por los gobiernos de derecha de la región, con las consabidas privatizaciones y la poca inversión estatal en salud, unido a la actitud irresponsable de algunos como el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien en todo momento ha minimizado la emergencia sanitaria mundial, están pasando factura a la zona.
La ineficacia ha primado en muchas naciones a la hora de enfrentar la COVID 19 con la tardía adopción de medidas mas restrictivas para impedir la propagación, pues la mirada ha estafo puesta fundamentalmente en el daño que puede generar la paralización de la actividad económica.
El cuadro no es nada favorable para una región con millones de pobres y desempleados, cifra que ha crecido en los últimos años precisamente en las naciones mas afectadas por la dolencia como Brasil y Ecuador. Es a estos millones de pobres y hambrientos a quienes la COVID 19 golpea con mayor fuerza y quienes además, ante la incapacidad de las autoridades ven complicarse su subsistencia en un futuro inmediato.