Por: Roberto Morejón
Estados Unidos y sus subalternos de la cúpula de la OEA aspiran a dividir a los pequeños Estados del Caribe por cualquier vía, incluso los procesos electorales.
San Vicente y las Granadinas tiene previsto comicios generales a finales de año y ya se detectan maniobras desde el exterior.
En una reciente reunión a través de videoconferencia del ALBA, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, denunció que las fuerzas imperialistas trabajan para sabotear la paz del pueblo.
El abogado y economista que aspira a un quinto mandato consecutivo e impulsó el crecimiento económico, dijo que sus seguidores están preparados ante lo que llamó acciones de factores opositores, encaminadas a sabotear la estabilidad política del país caribeño.
NO puede olvidarse que el premier Gonsalves mantiene una política exterior activa, favorable a la integración caribeña y con América Latina, incluyendo el ALBA.
Bajo su mandato, San Vicente y las Granadinas sostiene excelentes relaciones políticas y de cooperación con Venezuela y Cuba, suficiente para hacerse incómodo ante la administración de Donald Trump.
Las autoridades de la mencionada nación caribeña tratan de sortear los efectos económicos de la incidencia local y en el mundo de la pandemia por el nuevo coronavirus.
Como le ocurre a sus vecinos, San Vicente y las Granadinas está aquejada por pérdidas de ingresos ante la desarticulación del comercio global y el freno al turismo.
Además, presenta afectaciones en su agricultura a causa de la peor sequía en el último medio siglo.
NO obstante, el gobierno de Gonsalves respaldado por el Partido Unidad de Trabajo Laborista se esfuerza por proteger los derechos sociales y económicos de la población, aun en medio del impacto del nuevo coronavirus en la región.
Con una población de más de 109 mil habitantes y esperanza de vida de 72,42 años, San Vicente y las Granadinas busca luchar en mejores condiciones por el desarrollo.
NO hay espacio entonces para maniobras de confusión y oportunismo alentados desde el exterior.
Así ocurrió a fines del año pasado en Dominica, donde la OEA trató de favorecer a grupos opositores y promovió incidentes.
La Comunidad del Caribe requiere de sosiego y cooperación para atender los problemas derivados de su insularidad y limitación de recursos, una situación agravada por las secuelas en el mundo del nuevo coronavirus.