Por: Guillermo Alvarado
Viviendo aún el coletazo final de la pandemia de Covid-19 y con los temores de un rebrote, los franceses fueron a las urnas para realizar la segunda vuelta de las elecciones municipales, que estuvieron marcadas por un nivel muy alto de abstención y la debacle del partido del presidente Enmanuel Macron.
Si bien ya 30 mil, de las 35 mil municipalidades del país, habían elegido a sus autoridades en la ronda inicial celebrada en marzo cuando comenzaba la crisis sanitaria, faltaba aún por definir los resultados en comunas importantes, entre ellas las ciudades más pobladas de Francia.
Se trató de un evento con múltiples lecturas. Si uno revisa, por ejemplo, los periódicos europeos, encontrará muchos titulares destacando la victoria de los ambientalistas y la izquierda en estos comicios, algo que es engañoso.
Es verdad que Europa Ecología-Los Verdes logró resultados importantes y algunos inesperados, lo que refuerza su hasta ahora difícil posición.
Lo de la izquierda, sin embargo, es muy relativo porque viene de la costumbre en Francia, y en otras partes de Europa, de considerar en este sector político al Partido Socialista, PS, que en realidad tiene una orientación socialdemócrata, tirando entre el centro y la derecha moderada.
Más claro es el buen papel logrado por varias mujeres en lugares clave.
París, la capital, Lille, la urbe más importante del norte francés, así como la ciudad portuaria e industrial de Nantes, seguirán gobernadas por Anne Hidalgo, Martín Aubry, y Johanna Rolland, respectivamente, las tres del PS.
La ambientalista Jeanne Barseghian fue elegida alcaldesa de Strasburgo, sede del Parlamento Europeo, y en la ciudad de Marsella, de inobjetable valor político y económico, la pugna está entre Michèle Rubirola, de una coalición de socialistas, ecologistas y comunistas, y Martine Vassal, de la derecha.
Reagrupación Nacional, el partido de extrema derecha que dirige Marine Le Pen, se conformó con el triunfo en Perpiñán, una ciudad de 120 mil habitantes.
Para La República en Marcha, del presidente Macron, fue una jornada oscura. No ganaron en las ciudades que en 2017 fueron un bastión y lo más cerca que estuvieron de un triunfo fue en Le Havre, donde el primer ministro, Édouard Phillippe, logró la alcaldía, pero como candidato independiente.
Falta ver ahora si el jefe de gobierno francés decide continuar en su puesto y nombra un sustituto para dirigir la comuna o si, por el contrario, el presidente decide reorganizar el ejecutivo y prescinde de Phillippe.
No cabe duda de que el desgaste ocasionado por la pandemia y la abstención del 59 por ciento de los ciudadanos, le pasaron la cuenta a Macron, quien mira cómo las simpatías de los ciudadanos se le alejan en la medida en que se aproximan las presidenciales de 2022, donde apuesta por la reelección.