Por: Pedro Martínez Pírez
“¿Por qué tanto odio, racismo y persecución política que me impiden ver por última vez a mi única hermana”?, se preguntó el ex presidente de Bolivia Evo Morales Ayma, al conocer el fallecimiento este domingo en la ciudad de Oruro, de su hermana Esther, víctima de la Covid-19.
Para mí –escribió Evo Morales en su cuenta de twitter desde Argentina—Esther fue mi madre.
El mensaje, que ha circulado ampliamente por las redes sociales y fue publicado por la página web de Radio Habana Cuba, revela el drama que vive la nación boliviana, una de las más afectadas por el nuevo coronavirus, donde el gobierno golpista pretende perpetuarse en el poder, conquistado gracias a un golpe de estado apoyado por la despretigiada OEA y la embajada yanqui en La Paz.
En Colombia fueron asesinados otros nueve jóvenes en el municipio de Samaniego, el territorio que tiene la tasa de homicidios más alta del mundo, situado en Nariño, al sur de Bogotá donde radica la presidencia de Iván Duque, uno de los gobernantes más obedientes a las directivas que llegan desde Washington.
En Chile continúa la represión policial contra la población mapuche, la cual ha sufrido numerosos desalojos de sus tierras ancestrales.
En Brasil, donde el gobierno ha mostrado un pésimo desempeño frente a la pandemia, ya la cifra de fallecidos bordea los 108 mil, y los contagiados suman más de tres millones.
Y Cuba recibe por estos días una nueva agresión del gobierno de Estados Unidos cuando Washington decide suspender los vuelos chárter hacia la Mayor de las Antillas, lo cual ha sido considerado como una medida que busca satisfacer a la maquinaria política electoral del sur de la Florida, y que confirma el desprecio del imperialismo hacia los cubanos, y hacia los estadounidenses de origen cubano.
De ahí la importancia de no olvidar al Libertador Simón Bolívar cuando nos advirtió que los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar de miserias a la América en nombre de la libertad.