Bolsonaro ha desfigurado el Estatuto de Desarme. Foto: El Sol Latino
Por María Josefina Arce/RHC
Brasil va camino como Estados Unidos de saturar a la sociedad de armas, ante la política seguida por el presidente Jair Bolsonaro, quien alienta la flexibilización de la venta.
Recientes informes revelan que de enero a agosto pasado el registro de estos artefactos creció casi 60 por ciento, en relación con igual periodo de 2019.
En esta etapa, de acuerdo a las informaciones, más de 105 MIL armas fueron registradas por la policía Federal, de las cuales 70 000 corresponden a ciudadanos con permisos emitidos por el ejército.
Según expertos, Bolsonaro ha desfigurado el Estatuto de Desarme, un conjunto de leyes que tenían el objetivo de controlar el armamento y que, según estudios, han salvado más de 160 000 vidas.
Aprobado en 2003, bajo la presidencia de Luis Inácio Lula Da Silva, el denominado Estatuto de Desarme logró bajar el índice anual de homicidios.
Aunque siempre estuvo presente la presión de grupos a favor de las armas y de sus fabricantes, quienes a lo largo de los años han intentado desmantelar estas leyes.
Por tanto, como anillo al dedo les vino la elección de Bolsonaro, que ya durante su campaña electoral prometió flexibilizar esas legislaciones.
Pero el presidente ha encontrado cierta resistencia. En sus primeros seis meses de gobierno suscribió varios decretos que facilitaban la licencia y el porte de armas; sin embargo tuvo que revocarlos ante las críticas y la falta de apoyo del Congreso.
No obstante, para burlar la resistencia promulgó otros tres decretos, sin los aspectos más polémicos criticados por la justicia y el Congreso.
La alarma se ha encendido en Brasil, un país con altos índices de violencia. Solo en 2018 un 71 por ciento de los homicidios registrados fueron por armas de fuego.
Organizaciones sociales señalan que más armas llevarán inevitablemente, a un aumento de la violencia, y que el presidente debería preocuparse por las causas socioeconómicas que originan esos hechos violentos.
Señalan que no es un secreto que esa situación está estrechamente relacionada con la desigualdad, la falta de oportunidades y de acceso a derechos humanos esenciales.
Y lamentablemente en el Brasil de Jair Bolsonaro la desigualdad se ha disparado. Brasil está actualmente entre los países donde más creció la pobreza extrema.