El gobierno de Bolsonaro despoja al pueblo brasileño de sus recursos. Foto: Archivo
Por María Josefina Arce/RHC
En 2019 el gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro vendió una treintena de activos estatales, como parte de su política neoliberal que tiene en las privatizaciones una de sus prioridades.
Carreteras, líneas ferroviarias, puertos, terminales aéreas e incluso, el servicio postal figuran en los planes del gobierno, que en opinión de muchos brasileños está vendiendo el país al mejor postor.
Muy criticada ha sido la decisión de incluir el servicio postal que llega a 95 por ciento de las zonas del territorio brasileño, y si bien el ejecutivo dice que se debe mantener esta cobertura, en la práctica se ha demostrado que la realidad siempre es distinta.
Si en un inicio no estaban claras las intenciones del gobierno respecto a la estatal PETROBRAS, ya se conoce que Bolsonaro busca privatizar antes de que termine su mandato en enero de 2023 la empresa petrolera, que representa el 45 por ciento del Producto Interno Bruto.
Aunque se necesita la autorización del Congreso para este controvertido paso, ya se han efectuado diversas maniobras para burlar esa anuencia.
El Supremo Tribunal Federal dio el visto bueno para la venta de ocho refinerías, sin necesidad de pasar por el órgano legislativo.
El Partido de los Trabajadores denunció que la decisión de la justicia amenaza la soberanía energética del gigante suramericano y el patrimonio de los brasileños.
En la mira de las autoridades están también las dos mayores entidades financieras públicas: Banco do Brasil y Caixa Económica Federal, que esperan privatizar antes de 2023.
Con el pretexto de equilibrar las cuentas públicas, el gobierno va despojado de sus recursos al pueblo brasileño. Ya incluso se aprobó la privatización de las principales atracciones turísticas como el Parque de Iguazú y Jericoacoara, donde están algunas de las mejores playas de la nación.
Poco va quedando del Brasil de los gobiernos del Partido de los Trabajadores, en los que millones de ciudadanos salieron de la pobreza y se defendió siempre la soberanía del país y los recursos que pertenecen a todos los brasileños.