Se estima que a mediados de noviembre haya más de nueve mil pacientes con la Covid-19. Foto: NPR
Por Guillermo Alvarado/RHC
Los franceses están viviendo en estos días bajo la amenaza de dos mortales pandemias, la de Covid-19, cuya segunda ola ha cobrado una inusitada fuerza, y el terrorismo, que dejó varios muertos y heridos y un clima de miedo e incertidumbre.
De acuerdo con las autoridades sanitarias, el coronavirus causó más de 246 mil casos suplementarios en la semana del 19 al 25 de octubre, lo que significa un aumento del 54 por ciento respecto a la anterior.
El ministro francés de Salud, Olivier Véran, aseguró que, se haga lo que se haga, a mediados de noviembre habrá más de nueve mil pacientes en las salas de reanimación, o sea dos mil más respecto a cuándo en abril pasado se alcanzó el pico de casos en la primera etapa.
La severa crisis obligó al gobierno de Enmanuel Macron a decretar medidas rigurosas, entre ellas el confinamiento obligatorio parcial de los habitantes durante algunas semanas en la mayor parte del país, como vía para cortar la cadena de contagios.
En estas circunstancias, la organización Socorro Popular hizo un llamado a la solidaridad entre la población y advirtió que la crisis sanitaria hará caer en la precariedad a mucha gente en el país.
Pero no es ese el único tormento que mantiene en vilo a la sociedad francesa, pues esta semana un individuo armado con un cuchillo le quitó la vida a tres personas, un hombre y dos mujeres, en el interior de la Catedral de Nuestra Señora en la ciudad de Niza.
El ataque fue inmediatamente atribuido a organizaciones islámicas extremistas, y se suma a otros ocurridos recientemente, como la decapitación de un joven profesor en las afueras de París, que había enseñado a sus alumnos caricaturas de Mahoma durante una clase.
La comunidad musulmana en Francia suma más de cuatro millones de personas y la inmensa mayoría son gente integrada a la sociedad, trabajadores, estudiantes y respetuosos de las normas de convivencia.
Algunos, sin embargo, se fueron radicalizando al ritmo de los acontecimientos en el Oriente Medio y la creación de organizaciones terroristas, varias alentadas desde Occidente, como Al Qaeda y el Estado Islámico.
Tras estos lamentables actos, el gobierno adoptó medidas de seguridad y elevó de tres mil a siete mil los militares que vigilan las calles en la “Operación Centinela”. Los lugares de culto, escuelas, estaciones de trenes, aeropuertos y otros sitios públicos tendrán especial vigilancia durante los próximos días.
Nunca más gráfica la expresión “llover sobre mojado”, que lo ocurrido en el país europeo, donde la gente vive sometida a un doble miedo.