Israel: divorcio a la vista

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2020-12-03 07:27:05

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Benny Gantz (izda.), el líder del partido israelí de centro derecha Azul y Blanco, y el premier del régimen de Israel, Benjamín Netanyahu.Foto: HispanTV.

Por: Guillermo Alvarado

El matrimonio de conveniencia firmado hace unos siete meses por el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el principal líder de la oposición, Benny Gantz, parece llegar a un final anunciado por las evidentes contradicciones entre ambos personajes.

Una alianza entre la extrema derecha sionista, representada por el partido Likud, de Netanyahu, y los conservadores más o menos moderados de Azul y Blanco, liderados por Gantz, siempre se vio como algo improbable y la vida así se encargó de demostrarlo.

Recordemos que el 20 de abril pasado los dos políticos firmaron un pacto, que era en realidad como una especie de mezcla de agua y aceite, con el propósito de conjurar una crisis política de año y medio de duración y tres elecciones parlamentarias fallidas.

Según el pacto, Likud ejercería la jefatura de gobierno durante 18 meses y luego sería sustituido por Azul y Blanco por un período igual de tiempo, con un gabinete formado por ambos partidos.

Para Netanyahu era la fórmula perfecta para evadir, al menos temporalmente, los juicios por corrupción que tiene pendientes y que mantienen en la calle a miles de manifestantes que exigen su destitución.

Gantz, por su parte, tendría la oportunidad de asumir como primer ministro, algo que las urnas le han negado de manera reiterada.

Las contradicciones propias de un acuerdo entre enemigos políticos jurados, así como la profundización de la crisis por la falta de confianza de la población y los efectos de la pandemia de covid-19 erosionaron antes de tiempo este gobierno compartido.

Así, la víspera el parlamento israelí aprobó en primera instancia su disolución, uno de varios pasos que llevarían a la convocatoria de los cuartos comicios en dos años.

Uno de los puntos en conflicto es la aprobación del presupuesto para 2021, en medio de una fuerte crisis económica avivada por la pandemia.

Si el 21 de diciembre no se ha tomado una decisión al respecto, el organismo legislativo cesará automáticamente sus funciones y comenzará la campaña electoral para volver a las urnas en marzo venidero.

Gane el que gane, hay que tener claro que esto no implica ningún cambio en el papel de Israel como gendarme de Estados Unidos en el Oriente Medio, o algún alivio en la situación del pueblo palestino.

Tel Aviv seguirá siendo un aliado estratégico de Washington porque esta es una política de Estado, de los dos Estados en realidad, y no tiene nada que ver con los partidos en el ejercicio de la administración pública.



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