Universidad de Ciencias Médicas de Holguín, Cuba, el 2 de diciembre de 2020. Fotos: Heidy Calderón
Por: Roberto Morejón
En un año duro para los cubanos durante el cual los jóvenes participaron en faenas cruciales, surgen ahora llamados a multiplicar esa activa participación, porque el país lo requiere.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, resaltó recientemente el imperativo para la nación de mantener vivo y en desarrollo el diálogo con los jóvenes.
Así lo destacó con el objetivo de atender sus sugerencias y criterios, atraerlos, estimular su realización personal, profesional, y contar con esa participación en empeños de relieve.
Se trata de una idea cardinal en medio de los esfuerzos por fortalecer la labor gubernamental y de las instituciones, en vínculo estrecho con los ciudadanos.
Cuando Cuba sufre un intenso bloqueo estadounidense y la pandemia que obligó al cierre parcial de la economía, se impone aunar bríos y recursos para atender problemas y carencias.
Si de todos los cubanos se espera el máximo de su cooperación, de los jóvenes se demanda un aporte determinante, por sus energías, instrucción y voluntad.
Una reunión nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas apuntaba en un documento cómo ese segmento poblacional forma parte de un país que lucha por salir adelante, y se le pide que haga cotidianamente su parte, con calidad.
El pleno del Comité Nacional de la principal organización juvenil recordó a su membresía y a los restantes ciudadanos de esa edad que el año 2021 les reclama entrega, firmeza e inteligencia.
A propósito, los congregados hicieron más de 60 propuestas de cómo contribuir e insertar activamente a las nuevas generaciones en la estrategia económica y social.
El gobierno aplica esa política para resistir el impacto negativo de la COVID-19 y el cerco de la administración de Donald Trump.
Dadas las dificultades materiales de la nación, los jóvenes tienen espacios donde actuar, entre ellos los procesos técnico-productivos, los polos generadores de bienes y servicios, el ahorro de electricidad y la agricultura.
Cuando los cubanos elogian a los más bisoños que durante 2020 cooperaron en la atención a familias vulnerables expuestas al peligro de la pandemia, surge el llamado a repetir ese dinamismo en 2021.
Con el ordenamiento monetario a la vista y aunque todavía la COVID-19 deja sus huellas, la economía cubana proyecta crecer entre seis y siete por ciento en 2021, y los jóvenes pueden ayudar a encauzar tan necesaria previsión.