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Por: Guillermo Alvarado

Faltan muy pocos días para que termine el 2020, un año que para la población de Estados Unidos ha sido particularmente terrible, con un marcado incremento de las estadísticas de mortalidad como no se había visto desde 1918, tras el final de la I Guerra Mundial.

Los números, aun incompletos porque falta procesar el mes de diciembre, son sombríos porque desde que comenzó enero perecieron por distintas razones más de tres millones 200 mil personas, lo que significa un 15 por ciento más respecto a 2019.

Es normal que todos los años crezca el registro de fallecimientos, tanto por el incremento de la población, como por la cifra de quienes arriban a una avanzada edad, pero un salto tan abrupto como este no ocurría desde hace más de un siglo.

Un fenómeno así sólo se había visto en 1918, cuando el brinco fue de 46 por ciento respecto al año anterior debido a los muertos durante la gran matanza universal, así como a quienes perdieron la vida por la pandemia de influenza, la mal llamada “gripe española”, que en realidad comenzó en Estados Unidos.

No cabe la menor duda de que la covid-19 ha influido en esta situación pues hasta el día de ayer habían perecido 323 mil pacientes con esa enfermedad.

Pero además de quienes perdieron la vida directamente por el nuevo coronavirus, hay otros que lo hicieron de manera indirecta.

Tal es el caso de diabéticos o hipertensos que sobrevivieron al virus, pero sus organismos quedaron muy debilitados y esto aceleró un desenlace fatal.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, CDC por sus siglas en inglés, señalaron que la covid-19 se situó como la tercera causa de muerte en ese país, por detrás de los padecimientos cardiovasculares y el cáncer.

Robert Anderson, funcionario de los CDC, dijo que un brote mortal de neumonía registrado a principios de año podría haberse debido al nuevo coronavirus, que no estaba descubierto todavía.

También subieron las muertes por sobredosis, un problema que ese país venía sufriendo desde hace algunos años, pero que en el actual se agudizó. Una razón puede ser que por la crisis sanitaria muchos centros de rehabilitación cerraron y los pacientes suspendieron sus tratamientos.

Sin embargo, Shannon Monnat, investigadora de la Universidad de Syracuse que estudia tendencias en sobredosis, citada por la Associated Press, señaló que el aislamiento causó problemas de suministro a los traficantes que habrían mezclado productos más baratos y letales a la heroína y la cocaína.

Como sea, el 2020 es para olvidarlo, aunque el próximo podría ser peor, según augura el presidente electo Joe Biden.      FIN