Sistema calendárico maya. Foto: Maya Península.
Por. Guillermo Alvarado
En el complejo, pero exacto sistema calendárico maya existe uno, el Haab, al que por razones de comprensión se le ha denominado “civil”, que está compuesto por 18 períodos de 20 días, más otro de cinco, llamado Uayeb, para dar la cuenta de los 365 correspondientes al ciclo solar.
Para ese pueblo, el Uayeb es un momento de profunda reflexión sobre lo ocurrido anteriormente, lo que pudo ser mejor, o lo que no debió ser, así como de preparación hacia lo que viene para mantener una total armonía con la naturaleza, sin la cual no se puede explicar al ser humano.
Con menos espiritualidad, pero quizás con el mismo ánimo, en nuestra cultura existen los propósitos de año nuevo con los que intentamos, casi siempre infructuosamente, abandonar conductas nocivas, corregir hábitos o mejorar nuestras relaciones con los demás, entre otras cosas.
Por eso, propongo realizar un somero listado de las cosas que debería cambiar la humanidad como un propósito firme en este 2021, cuyo pedregoso camino estamos comenzando a andar, sobre todo cuando dejamos atrás un año que puso a prueba nuestra resistencia y capacidad de sobrevivir.
Lo primero sería combatir la pobreza, la opresión y la ignorancia, en lugar de agredir a los pobres, los oprimidos y los ignorantes.
En este esfuerzo sería bueno renovar el método de Paulo Freire, según el cual el camino de la liberación parte del principio de enseñar al oprimido que vive sumido en la opresión. Mientras no lo sepa, jamás luchará para cambiar.
Otro propósito debería ser gastar más en investigación científica y médica, en lugar de armas y artefactos de destrucción.
En 2019 el mundo hizo el mayor gasto militar de una década con 1,9 billones de dólares con el pretexto de estar más seguros y yo me pregunto ¿para qué tantos aviones, submarinos, bombas nucleares y todo eso, si un virus microscópico, que no puede matarse de un tiro, nos puso en crisis?
Es deprimente ver cómo países pobres, con serios problemas de desnutrición y mortalidad infantil tienen desmesurados presupuestos de defensa, si la guerra que los está destruyendo no es armada.
Propongo, además, utilizar mejor la comida. Hay alrededor de 820 millones de personas que pasan hambre en el mundo, pero cada año se tiran a la basura mil 700 millones de toneladas de alimentos en el planeta. ¿No es absurdo?
No tenemos la sabiduría de los mayas y carecemos de cinco días de meditación para enfrentar el año que comenzó. Lo más que tenemos son algunas horas, pero los invito, amigos, a imaginar todo lo que podríamos hacer para lograr un mundo mejor, más habitable, más amigable, más humano.
Imaginarlo, ya es el primer paso para construirlo.