Bye, bye borrascoso señor Trump

Editado por Maite González Martínez
2021-01-20 07:27:31

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Imagen ilustrativa / AP.

Por: Roberto Morejón

Los cubanos identifican a los ciclones tropicales entre sus execrables adversarios, y muchos califican a la administración de Donald Trump como un huracán dilatado.

El millonario neoyorkino se abalanzó sobre la mayor de las Antillas con saña, irracionalidad y argumentos de la guerra fría.

Rodeado de consejeros cavernícolas como el senador Marco Rubio, el saliente inquilino de la Casa Blanca logró la regresión en los nexos Cuba-Estados Unidos y ahondar el bloqueo.

Desde abril de 2019 hasta marzo de 2020, el asedio causó pérdidas a la nación caribeña de más de 5 mil millones de dólares, un incremento de mil 226 millones de dólares con respecto al período anterior.

Por momentos la Casa Blanca y el Departamento de Estado parecían que gobernaban solo para asfixiar a los cubanos, en lugar de ocuparse de la COVID-19 y sus casi 400 mil muertos.

El secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, martilló con la artera historia de la supuesta intervención cubana en Venezuela.

Pero él y su mentor nunca condenaron el ametrallamiento de la embajada cubana en Washington en abril de 2020.

Nueve meses después del ataque terrorista, la administración Trump reincorporaba a Cuba a una lista espuria de naciones supuestamente auspiciadoras de ese flagelo, con prédicas inverosímiles.

Era una de las muestras de cinismo e hipocresía de los aventureros de la Casa Blanca , desde donde salieron dictados para ahogar a los cubanos.

Entre ellos el entorpecimiento de los suministros de combustibles, la posibilidad de establecer demandas al amparo del Título III de la Ley Helms-Burton y el incremento de la persecución de las transacciones financieras y comerciales de Cuba.

Además, Estados Unidos prohibió vuelos desde sus aeropuertos hacia todas las provincias cubanas, con excepción de La Habana , obstaculizó remesas y canceló viajes de crucero.  

Trump, Pompeo y compañía NO pueden vanagloriarse de sus sanciones porque si bien aumentaron las privaciones materiales de los cubanos, estos últimos están en pie mientras aquellos gobernantes salen de Washington por la puerta trasera.

Trump despidió el militarizado Washington fracasado, tachado por un segundo juicio político e inculpado de alentar la insurrección de fanáticos.

El espectáculo es deprimente. En Washington lo observa un pequeño comerciante que confiesa como su única gran venta las camisetas con la frase: “Trump despedido”. 



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