Pedro Castillo, maestro rural protagonista de la sorpresa de las elecciones peruanas, esta vez alcanzó la primera minoría.
Por: Guillermo Alvarado
Avanza en Perú la contienda electoral con vistas a la segunda ronda de los comicios presidenciales, programada para el domingo 6 de junio, cuando los ciudadanos deben escoger entre el profesor progresista Pedro Castillo, y la representante de la ultraderecha más rancia, Keiko Fujimori.
Se trata de dos propuestas diametralmente diferentes para un país que alberga profundas desigualdades, con gran concentración de riqueza en pocas manos y la mayoría de la población, sobre todo en el área rural, sumida en la pobreza y el abandono.
Castillo ofrece terminar con la extracción de las riquezas naturales por un grupo de corporaciones transnacionales, que actualmente se llevan más del 70 por ciento de las ganancias y dejan al país andino sólo una mínima parte, además de zonas devastadas por una explotación sin límites.
El profesor, originario de Cajamarca, afirma que esa ecuación se debe invertir para financiar un desarrollo equitativo de la población que reciba servicios indispensables de salud, vivienda, escuela e infraestructura con calidad.
También propone cambiar las reglas del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, mecanismo que convierte a Perú en importador de bienes de alta tecnología y elevado precio, y exportador de materias primas devaluadas.
Keiko Fujimori, hija del antiguo gobernante del mismo apellido que guarda prisión por graves violaciones a los derechos humanos, insiste en mantener el actual modelo neoliberal y aún profundizarlo.
En este duelo político e ideológico diversos sectores de la derecha, incluso rivales del denominado “fujimorismo” han volcado su apoyo a la candidata para evitar un triunfo de Castillo.
Los medios de comunicación al servicio del poder económico iniciaron una brutal campaña contra el profesor, a quien a cada hora del día lanzan insultos en una campaña que busca atemorizar a la población.
El periodista y analista peruano Gustavo Espinoza denunció que “la nueva oligarquía pretende hacer creer a las grandes mayorías nacionales que es ella la que encarna la democracia; y que quienes le llevan la contraria, son simplemente terroristas, socialistas o comunistas.”
A pesar de eso, el más reciente sondeo de intención de voto, realizado por la firma Ipsos, da a Castillo el 43 por ciento a su favor, contra el 34 de Keiko.
Por regiones, la hija de Fujimori mantiene la mayoría en Lima, la capital, pero en las ciudades del interior y el área rural la proporción cambia por completo.
Falta saber si el resto de la izquierda tendrá una postura coherente para impedir el triunfo de la voracidad neoliberal, que dentro y fuera de Perú aspira a continuar el saqueo de la nación andina.