Imagen / Cubadebate
Por: Roberto Morejón
Después de prestar servicios a casi un tercio de la población mundial en 58 años, los médicos cubanos, junto a enfermeros y técnicos, pudieran hacer un alto para llevar sus testimonios a libros, pero su actividad es incesante.
Aún en medio de la reducción del tráfico aéreo por la pandemia de la COVID-19, por el aeropuerto de La Habana salen y entran nuevos grupos de ellos.
Unos dejaron atrás San Vicente y las Granadinas, México y Sudáfrica y otros recién cumplidas sus misiones en varios continentes y después de un merecido descanso, se suman a policlínicos, consultorios de la familia y hospitales en Cuba.
Allí aportarán valiosas experiencias extraídas del cumplimiento de sus encomiendas en otras latitudes, para continuar el enfrentamiento al SARS-Cov-2 en la mayor de las Antillas.
Las brigadas cubanas de salud trabajan todo el año, dentro y fuera de la tierra de José Martí, y por esa razón reciben la gratitud de sus compatriotas.
Igualmente los premian aquí con la solidaridad cuando personas mal intencionadas en algunos puntos de la Tierra tratan de demeritar tan significativa manifestación de altruismo y destreza.
Se trata de desempeños elogiosos de los 57 grupos del contingente internacionalista Henry Reeve que han contribuido al enfrentamiento a la pandemia de la Covid-19 en 40 Estados y territorios.
También exhiben generosidad y pericia más de 30 mil profesionales de la salud de Cuba hoy en labores en 66 naciones.
Desde el terremoto en Pakistán, en 2005, al de 2010 en Haití hasta la epidemia de ébola en África Occidental en 2014, los hombres y mujeres de bata blanca de Cuba demostraron honradez y compromiso.
Su cometido, con frecuencia en sitios remotos y con difíciles condiciones materiales, les permitió cosechar la admiración de lugareños y gobiernos, incluyendo los de Italia y Andorra.
Algunos se preguntan por qué lo hacen y la respuesta obtenida es similar.
Los profesionales cubanos de la salud reciben su instrucción en Escuelas de Medicina donde se les inculca la devoción hacia la especialidad y el amor por el prójimo, expresado al brindar sus servicios y en el tratamiento de los pacientes como seres humanos y NO como simples clientes.
Lo pueden corroborar los venezolanos atendidos mayoritariamente por especialistas cubanos en el hospital de campaña Poliedro de Caracas, donde han salvado la vida a casi tres mil pacientes positivos al SARS-CoV-2.