Por María Josefina Arce.
El golpe blando promovido contra Cuba a través de las redes sociales desde Estados Unidos ha sido rechazado ampliamente por numerosas personas en el mundo, que han expresado su respaldo al pueblo cubano y su revolución.
Se suceden los mensajes de solidaridad y de condena a las pretensiones de desestabilizar y crear caos. En ese sentido se han manifestado personalidades, gobiernos y movimientos políticos y sociales de todas partes del orbe.
Y esa condena ha llevado aparejado un viejo reclamo, que Estados Unidos ponga fin al genocida bloqueo que tanto sufrimiento y dolor ha ocasionado a las familias cubanas por casi seis décadas y cuyo reforzamiento en medio de una emergencia sanitaria es marcadamente genocida.
Un reclamo que se escucha año tras año en la Asamblea General de la ONU desde 1992 y que deliberadamente ha ignorado Washington, en un total desprecio a la comunidad internacional.
Un pedido que por demás, se intensificó en los últimos meses, ante la difícil situación que vive el mundo por la COVID 19 y que para Cuba es doblemente compleja, pues el cerco económico ha dificultado el enfrentamiento a la enfermedad causada por el nuevo coronavirus al impedirle la compra de insumos médicos o la llegada a nuestro territorio de donativos.
Precisamente al referirse a los disturbios del pasado domingo, alentados desde territorio norteamericano, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirmó que lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo a Cuba como lo solicitan la mayoría de los pueblos, eso sería, enfatizó, un gesto verdaderamente humanitario, ningún país del mundo debe ser cercado, bloqueado.
El gobierno de Rusia, por su parte, llamó la atención sobre el costo para la Mayor de las Antillas de la política hostil estadounidense, que como denunciara en junio pasado en la ONU el canciller cubano, Bruno Rodríguez, en casi seis décadas ha ocasionado pérdidas al país de 147 mil 853 millones de dólares.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva condenó también el cerco económico, el cual, enfatizó, es una forma de matar a seres humanos que no están en guerra.
En una declaración oficial, la Asociación de Amistad Cuba- Noruega afirmó que si hubiera el más mínimo indicio de honestidad entre los políticos de Estados Unidos que incentivan acciones injerencistas, entonces, por supuesto, trabajarian por levantar el bloqueo.
La realidad, que algunos mal intencionadamente tratan de ocultar o tergiversar, es que esta ilegal medida afecta la vida cotidiana de los cubanos y obstaculiza el desarrollo socioeconómico de nuestro país.
Claramente lo explicó el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, en su comparecencia en el programa televisivo Mesa Redonda, cuando señaló que " el bloqueo supera cualquier deseo, nos retrasa, no permite avanzar a la velocidad que necesitamos, y eso ocasiona que aunque actuemos sobre los problemas, se acumulan más los que quedan sin resolver en relación con aquellas dificultades a las que se les da solución."
Entonces es hora como demandan incontables personas de diversas latitudes, incluso de diferentes ideologías, que Estados Unidos escuche al mundo y ponga fin al criminal bloqueo como exigieron por vigésimo novena ocasión en la ONU el pasado mes de junio ciento ochenta y cuatro naciones.