Diario Granma
Por: Roberto Morejón
Aviones son cargados junto a almacenes en aeropuertos de otras latitudes; estibadores casi agotados, pero sin dar tregua, cargan buques próximos a zarpar hacia Cuba. Los amigos responden ante requerimientos de los antillanos. No hay barreras a la llegada de insumos, alimentos y otros enseres.
Sin embargo, en las redes sociales y en la prensa corporativa afirmaron lo contrario hasta hace unos días. La mayor de las Antillas cerrada a las ofertas de asistencia.
Y “el régimen” cubano se comportaba así, afirmaban, por negarse a auxiliar a los ciudadanos, a tal punto ---proponían peligrosamente---- que la nación caribeña debería ser objeto de una intervención o corredor humanitarios, sin descartar el corte militar.
Los días pasaron, el aeropuerto José Martí de La Habana atendió aviones desde México y Bolivia, entre otros, con carga enviada por gobiernos y pueblos.
Ellos comprenden que Cuba sufre los rigores del recrudecimiento del bloqueo estadounidense y de sanciones adicionales de la administración demócrata.
A su vez, los cubanos sienten los efectos de un pico de la pandemia de la Covid-19 , a pesar de esfuerzos del Ministerio de Salud por atender la emergencia y una vacunación que avanza con antídotos locales.
Pero esos argumentos NO eran esgrimidos por quienes invocaron las innegables carencias en Cuba, pues les interesaba dibujar el fantasma del caos en este país.
La valla estaba ahí, nadie pasaría con su carga. Pero ocurrió lo contrario. Desde imponentes aviones rusos hasta modestas aeronaves cubanas han acarreado alimentos, insumos médicos y otras vituallas.
Ventiladores pulmonares de China, mascarillas y jeringas enviadas por cubanos que laboran en Jamaica y nativos y, sobre todo, mucho aliento, reciben los que ahora en la mayor de las Antillas afrontan problemas difíciles.
Todo llegó por canales oficiales previa coordinación con las autoridades de Cuba.
Como tantas veces Cuba concretó asistencia a otros, ahora el mundo responde, pero sin presionar o intervenir en los asuntos internos.
Por supuesto, son los cubanos los que deberán empinarse en medio de privaciones para labrar su futuro, pero el momento es oportuno para expresar gratitud a quienes tienden una mano.
El faro en el añejo Castillo del Morro sigue emitiendo su potente luz para guiar a los amigos en viaje hacia este destino. FIN