Actor externo quiere gravitar sobre conversaciones en México

Editado por Maite González
2021-09-09 06:07:03

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Imagen / Gobierno de México.

Por: Roberto Morejón

Las denuncias de Venezuela sobre intentos del poder en Colombia de malograr el diálogo en México entre Caracas y la oposición radical, arrojan incertidumbre hacia un proceso espinoso.

El primer mandatario Iván Duque y su canciller y vicepresidenta Marta Lucía Ramírez hicieron apreciaciones injerencistas sobre la marcha de las pláticas.

En el criterio de los aludidos, las conversaciones solo tendrían sentido si allanaran la salida del gobierno constitucional venezolano.

También sugirieron que el encuentro entre los representantes de Miraflores y la oposición extrema no conducirá a un cambio profundo en Venezuela.

Claro, el régimen oligárquico signado por el beligerante Centro Democrático solo concibe una transformación para el país vecino, la de la caída de la Revolución Bolivariana y el ascenso de los que se apoderaron de los principales activos del país, al compás de las sanciones de Estados Unidos.

El hecho de que en las primeras rondas del coloquio en México salieran a relucir dos acuerdos iniciales, irritó al Palacio de Nariño en Bogotá.

A la luz de esos compromisos, sospechosamente el gobierno colombiano ordenó el allanamiento de la empresa de fertilizantes Monómeros, filial de la estatal Petroquímica de Venezuela.

Los activos de esa entidad están bloqueados porque el presidente fantasma Juan Guaidó se apoderó de ellos, al ser reconocido por Bogotá su alegado mandato interino.

Curiosamente, bajo las riendas de los confabulados con Guaidó, la empresa Monómeros tomó polémicas decisiones, sin intrusión de Bogotá, que ahora sí interviene por la inquietud de que progresen los diálogos en México.

Ciertamente, los encuentros entre el gobierno bolivariano y los radicales están expuestos a presiones, tanto de la heterogénea oposición como de factores externos, entre ellos Estados Unidos y Colombia.

No por casualidad Caracas denunció que Duque intentó dar órdenes a opositores participantes en los tratos en México.

Pero frente a esas nocivas maniobras, México, Noruega y otros países apoyan a las partes sentadas en la mesa.

Lo hacen a sabiendas de que será muy difícil hallar coincidencias, pero vale la pena intentarlo, porque el pueblo venezolano lo merece.

Sabotear esos propósitos implica jugar con fuego y apostar por la violencia y más privaciones materiales para los venezolanos, sometidos a crueles sanciones.



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