Por: Roberto Morejón
El ultraderechista presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, demostró ineficacia en su gestión y dotes para acentuar la confrontación, por lo que muchos piensan que el mal es difícil de borrar, aunque el ex Jefe de Estado Lula cree lo contrario.
Brasil tiene remedio, afirmó el otrora primer mandatario Luis Inacio Lula Da Silva, quien concluyó su segundo período con 80 por ciento de popularidad y hasta fue a la cárcel por sucias maniobras de sus adversarios, para apartarlo del camino electoral.
La expresión del líder del opositor Partido de los Trabajadores parece a primera vista demasiado optimista, pero Lula tiene la suficiente moral y credibilidad para argumentar sus ideas.
Es cierto que el gigante sudamericano está regido hoy por un gobernante con retórica incendiaria, atacante de la democracia y que pretende desobedecer las órdenes del Supremo Tribunal.
También es real que la economía tambalea, la inflación roza los dos dígitos y la gestión ante la pandemia por el nuevo coronavirus es caótica, hasta provocar la muerte de más de 580 mil personas.
Pero en un mensaje grabado dirigido a sus compatriotas, el ex Jefe de Estado Luiz Inacio Lula Da Silva subrayó que el pueblo brasileño tiene la capacidad de recuperar el país.
En su criterio el rumbo de Brasil puede cambiar si otros gobernantes invierten en el crecimiento y en los programas de ayuda al pueblo.
Claro, encarrilar a la nación de habla portuguesa si concluye la era bolsonarista será harto difícil porque el mal acumulado es notorio.
El radical ex capitán del ejército hizo un alarde de fuerza durante la celebración por el Día de la Independencia el siete de septiembre, rodeado de decenas de miles de fanáticos, la mayoría sin mascarillas en plena pandemia.
Para muchos brasileños, Bolsonaro envenena la atmósfera en busca de un posible autogolpe porque está inquieto ante la acelerada caída de popularidad y el aumento de los críticos a su política de odio.
Acosado por peticiones de juicio político solo frenadas por amigos en el Congreso, Bolsonaro sigue encendiendo alarmas y es más peligroso cuando se da baños de masas, casi todos incondicionales, como el sector de los camioneros.
Pero en una coyuntura tan explosiva, un soplo de esperanza emanó de Lula con su mensaje, al insistir en que el pueblo tiene capacidad de proporcionar vida con calidad a todos.