Por: Guillermo Alvarado
En Afganistán la pobreza podría alcanzar el año próximo proporciones catastróficas. (Foto:tramas.com)
Ninguna guerra llega o se va sola, cada una de ellas suele estar acompañada de una serie de plagas cuyos efectos duran tiempo en controlarse, como está ocurriendo en Afganistán donde la pobreza podría alcanzar el año próximo proporciones catastróficas.
Así lo advirtió la directora para la región de Asia Pacífico del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, Kanni Wignaraja, al analizar la compleja situación del país centro asiático tras la retirada de las tropas extranjeras luego de dos décadas de ocupación militar.
Un período tan prolongado de guerra acarreó graves daños a la infraestructura, afectó la economía y los sistemas de producción, forzó a más de tres millones de personas a abandonar su lugar de origen, lo que significó perder sus medios de subsistencia, su vivienda y sus escasos recursos.
A ello se suman los efectos de la pandemia de covid 19, que si bien son relativamente bajos comparados con otras partes del mundo, de todas maneras se hacen sentir, sobre todo por la falta de recursos médicos y hospitalarios.
Desde el principio de la crisis sanitaria se registraron 154 mil casos positivos y 7 mil 151 fallecidos, pero la marcha de la campaña de vacunación es muy lenta y a finales de agosto el 2 por ciento de los habitantes tenían al menos una dosis y apenas 1,1 de cada cien había completado el ciclo.
El derrumbe del gobierno y el ejército formados por Estados Unidos ante el rápido avance de los talibanes ha creado un problema adicional, hasta cierto punto inesperado en este sombrío panorama.
Resulta que tras la toma del poder por este grupo extremista, las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, así como las entidades multilaterales de crédito, dígase el Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Mundial, decidieron congelar los bienes de Afganistán en el exterior.
Un comunicado del FMI señaló que ante la falta de claridad entre la comunidad internacional respecto al reconocimiento del gobierno talibán, se acordó suspender el acceso a los Derechos Especiales de Giro y otro tipo de recursos a ese país.
Washington, perdedor en la contienda bélica, tomó desquite al impedir que las nuevas autoridades afganas utilicen las reservas internacionales del país, que están depositadas en la potencia norteña.
Todo apunta, entonces, a una debacle económica que traerá como consecuencia que en 2022 el 97 por ciento de la población de Afganistán esté en la pobreza, lo que desembocará en una crisis humanitaria, a menos que se haga algo para evitarlo, si acaso existe voluntad política de hacerlo.