El 2 de diciembre de 1956, el Che llegó a Cuba en el yate Granma.
Foto: Archivo/RHC
Por María Josefina Arce (RHC)
Che Comandante, amigo, así tituló y calificó el Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén, en uno de sus poemas a Ernesto Guevara, el guerrillero argentino-cubano que unió su destino a la lucha por la verdadera y definitiva independencia de nuestra Patria.
El Guerrillero Heroico no fue solo un amigo de los cubanos, sino un miembro de este pueblo, en el que dejó una huella imborrable y que hoy rinde homenaje a ese hombre de estatura universal en un nuevo aniversario de su desaparición física en tierras bolivianas.
El Che, como también dijo un trovador, dejó su entrañable presencia en suelo cubano, donde no solo luchó, sino trabajó por esa revolución de los humildes y para los humildes.
Compartió durante algunos años y desde diversas responsabilidades el quehacer de este pueblo por construir una sociedad más justa e inclusiva.
Coinciden los expertos, en que además de su intensa labor, uno de los aspectos esenciales del Che a la Revolución cubana fue sin dudas, su pensamiento económico, en el que señaló que junto a la generación de riquezas y su distribución, era importante la educación y la conciencia.
Grande fue su compromiso con la revolución que defendió ante el mundo en tribunas internacionales, en las que dio a conocer las acciones agresivas de Estados Unidos.
Todavía, a 60 años, se escucha su voz en la ciudad uruguaya de Punta del Este cuando denunció en la OEA, Organización de Estados Americanos, los intentos de Washington de aislar a Cuba y sus planes neocoloniales dirigidos a América Latina.
Un discurso de gran vigencia cuando, desde Estados Unidos se promueven acciones desestabilizadoras contra la mayor isla de las Antillas y no ha cambiado su estrategia contra el continente, combinando promesas económicas, con amenazas y agresiones abiertas o encubiertas.
Pero, ese hombre de fuertes convicciones que actuaba como pensaba, no solo es de Argentina, Cuba y Bolivia. El Che pertenece al mundo, en especial a esa América nuestra.
Está en cada causa justa que se libra a favor de los pobres, de los desposeídos, que ven en la figura del Guerrillero Heroico el ejemplo, pero también la fuerza para luchar por sus derechos.
Lo expresó clara y bellamente en su poema Guillén. El Guerrillero Heroico está en todas partes, en el indio, en el negro, en el terrible desamparo de la banana, en el azúcar, en la sal y en los cafetos.
El Che fue un hombre de acción, modelo de revolucionario honesto, austero y luchador incansable, fue un hombre imprescindible de todos los tiempos.