Los datos indican que de cada diez arrestados en la línea de demarcación, cuatro fueron mexicanos. Foto tomada de BBC
Por Guillermo Alvarado (RHC)
Estados Unidos realizó durante los últimos doce meses la cifra de capturas más elevada de su historia en la frontera con México, donde detuvo a poco más de 1,7 millones de personas, entre adultos y menores, que trataban de ingresar a ese territorio sin la documentación requerida.
Las estadísticas corresponden al año fiscal recién finalizado, un período que en ese país comienza el día 1 de octubre y concluye el siguiente 31 de septiembre, o sea muy diferente al natural, o calendárico.
Aunque ese lapso incluye varios meses de la administración de Donald Trump, que estuvo en la Casa Blanca hasta el 20 de enero pasado, la mayor parte de las capturas ocurrieron ya bajo la presidencia de Joe Biden, en particular entre junio y septiembre, cuando hubo 804 mil casos.
Desde los primeros días de su mandato, Biden envió a los potenciales migrantes de México y el Triángulo Norte Centroamericano, formado por El Salvador, Honduras y Guatemala, el tajante mensaje de ¡No vengan!, un anticipo de que el trato recibido no sería mejor que antes.
Ni los migrantes hicieron el menor caso, ni el actual presidente de Estados Unidos cumplió su promesa de campaña de abandonar las crueles políticas de su antecesor en el cargo, por lo que el drama continúa.
Los datos indican que de cada diez arrestados en la línea de demarcación, cuatro fueron mexicanos, una cifra igual de centroamericanos y el resto de otras nacionalidades, lo que señala claramente cuál es la región que emite la mayor cantidad de migrantes.
Un común denominador de toda esta gente es la pobreza, en ocasiones la miseria extrema, la violencia de las pandillas y los grupos del crimen organizado, la falta de empleos y de oportunidades.
Aunque en enero de este año se anunció un programa estadounidense para atacar las causas de este éxodo masivo, incluso se mencionó la cifra de 6 mil millones de dólares con ese propósito, ningún cambio ha ocurrido.
Una prueba es que la cuarta parte de los capturados ya lo habían intentado por lo menos una vez antes, lo que significa que el motor impulsor de su aventura se mantiene intacto.
De acuerdo con el reporte, de los detenidos la mayoría fueron deportados inmediatamente hacia su país de origen bajo el amparo del polémico Título 42, una herencia de Trump, que permite la expulsión expedita con el pretexto de evitar la propagación de la Covid-19.
Estados Unidos ha sido un depredador habitual de las riquezas de sus vecinos del sur, pero es obvio que prefiere vivir a puertas cerradas para no ver los resultados de su conducta.