La viuda de Pinochet murió a los 99 años de edad. Foto: Radio Universidad de Chile

Por Roberto Morejón (RHC)

Lucía Hiriart, poderosa viuda del ex dictador Augusto Pinochet, deja con su muerte un inevitable recuerdo amargo del oscuro pasaje inscrito por su marido en la historia de Chile, y del que todavía los nostálgicos asoman su rostro.

 Llamada por muchos “Doña Lucía”, es descrita por su dura personalidad, demostrada en los albores del golpe de estado contra el presidente Salvador Allende, electo democráticamente.

 El tirano escribió en sus memorias que su esposa lo instó a NO abandonar a los cabecillas de la fuerza aérea y la Armada, confabulados en la asonada cristalizada el 11 de septiembre de 1973.

 A 48 años del sangriento cuartelazo que precedió a una dictadura que provocó 3 mil asesinatos y 40 mil desaparecidos, muchos chilenos NO logran borrar el estigma de aquel período azaroso.

 Pinochet impuso al país su enfoque militar, la represión y el neoliberalismo salvaje, todavía presente en el país austral, con su lacerante huella de desigualdades.

 Con una Carta Magna heredada de aquella fase ignominiosa, los chilenos aguardan porque una Constituyente devuelva al país a una Ley de Leyes acorde con la democracia. 

 Así de densa es la herencia del ex comandante golpista, de cuya ejecutoria NO permaneció alejada su esposa, Lucia Hiriart.

 Cuentan los testimonios que Doña Lucía dirigió durante la dictadura el Centro de madres de Chile, entidad presuntamente sin fines de lucro, utilizada para hacer negocios privados.

 Con una generosidad NO exhibida al ordenar el trato con sus opositores, Pinochet le transfirió a su pareja más de 230 propiedades para la ejecución de sus planes.

 Ello le valió estar envuelta posteriormente en juicios acusada de malversación de fondos, aunque nunca fue condenada, de ahí que ciudadanos afirmen que Pinochet y su viuda dijeron adiós en total impunidad.

 Por asombroso que resulte a muchos, todavía afloran a la vida pública personas negadas a condenar al pinochetismo.

 La viuda de Pinochet murió a tres días de una elección marcada por la presencia de dos contendientes de ideas opuestas, el ex líder estudiantil Gabriel Boric, y el ultraderechista José Antonio Kast, acusado por sus críticos por promover una mano tan dura como en la fase de apremios regida por el esposo de Doña Lucía.