Por: Roberto Morejón
Los cubanos deben esforzarse en 2022 para atenuar las escaseces materiales y la inflación, para lo cual cuentan con una estrategia gubernamental.
Con el control de la pandemia aunque con un ligero repunte de casos desde finales de 2021, la mayor de las Antillas padeció una coyuntura espinosa.
Luego de un declive de 13 por ciento del Producto Interno Bruto a causa del recrudecido bloqueo estadounidense y el impacto de los gastos para enfrentar la Covid-19, el país frenó la pendiente a fines de 2021.
A la postre, el año concluyó con un aumento del Producto Interno Bruto de 2 por ciento, modesto, pero meritorio.
Con la vuelta al despegue, para 2022 la nación caribeña fija la recuperación paulatina, definida en la estrategia gubernamental.
Esa política pone de relieve, entre otros aspectos, el perfeccionamiento de la empresa estatal, hoy lejos de rendir los frutos esperados, aunque recibió mayor autonomía.
Cuba también coloca en su agenda favorecer el desarrollo local, enfatizado en los municipios; inspirar la innovación e impedir el ensanchamiento de la dolarización parcial de la economía.
Como complemento de lo anterior figura la recuperación del peso cubano, con una mayor oferta de bienes y servicios de producción local, mecanismos esenciales para contrarrestar una incómoda inflación de 70 por ciento.
Mención aparte tomó desde finales de 2021 el fortalecimiento del sistema electroenergético nacional, amenazado por interrupciones al trabajar sin reservas sus predominantes termoeléctricas, con décadas de explotación.
En tanto se vigorizan las energías renovables y las micro, pequeñas y medianas empresas tanto estatales como privadas de las que están conformadas más de mil, las autoridades prevén mayor respaldo a comunidades y personas vulnerables.
Y orientaron acometerlo sin criterio asistencialista, pues se parte de fomentar la incorporación al trabajo de los individuos con capacidades de hacerlo.
Uno de los destinos laborales vitales es el de la agricultura, beneficiada durante 2021 con más de 60 disposiciones dirigidas a estimular las producciones con mayor rendimiento, pues los aportes distan de los requerimientos.
Dos mil veintidós también marca un áspero camino hacia la reducción de los sinsabores cotidianos, pero la reapertura de fronteras, el regreso del turismo y el renacimiento gradual de otras esferas deben imprimirle un nuevo aire al calendario.