Por: Pedro Martínez Pírez
Desde mis tiempos como joven diplomático en el lejano 1960, en las alturas de Quito, guardo en una de mis agendas un pensamiento de Martín Fierro que ahora la cumbre ministerial de la CELAC en Buenos Aires trajo a mi memoria.
“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera”.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos es un grupo regional creado en 2010 e integrado por 33 países de América Latina y el Caribe, el cual no incluye a Estados Unidos ni a Canadá.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, quien asistió en Buenos Aires a la cita de la CELAC, se pronunció en el encuentro por una región unida y solidaria, que hable con una sola voz para defender sus intereses.
Recalcó el Ministro cubano de Relaciones Exteriores la firme voluntad de Cuba de preservar la CELAC como mecanismo de concertación política genuinamente latinoamericano y caribeño comprometido con la integración regional.
Por su parte y desde La Habana el ingeniero Miguel Díaz-Canel, Presidente de Cuba, deseó éxitos a la Argentina en la presidencia pro témpore de la CELAC, mandato que se extenderá durante los próximos doce meses.
El gobernante cubano también reconoció en su mensaje la labor de México, país que presidió en los dos últimos años la CELAC, y reiteró que Cuba seguirá apostando por la unidad dentro de la diversidad latinoamericana y caribeña.
Es evidente que el traspaso de la presidencia pro tempore de la CELAC favorece el fortalecimiento de los vínculos entre México y la Argentina, pero coloca desafíos a la nación suramericana, en especial a su Presidente Alberto Fernández, pues fue brillante y firme el desempeño de Andrés Manuel López Obrador al frente de la CELAC.
Se ha dicho con razón que México revitalizó la CELAC y entrega ahora a la Argentina una fortalecida Comunidad que rechazó la dependencia histórica de la Organización de Estados Americanos, la famosa OEA, a los intereses de Washington.
Y este traspaso de México a la Argentina, también nos hace recordar el apotegma martiano que asegura que “América es una sola, del Rio Bravo a la Patagonia”.