Imagen tomada de HispanTV.
Por María Josefina Arce.
Todo indica que la batalla en las urnas de octubre venidero en Brasil será entre el ex presidente Luis Inácio Lula Da Silva y el actual mandatario, el ultraderechista Jair Bolsonaro. Así lo confirman las encuestas realizadas hasta el momento de cara a las elecciones generales.
Lula Da Silva se mantiene al frente de los sondeos de opinión. El más reciente dado a conocer en las últimas horas arroja que el ex jefe de estado, que gobernó desde 2003 a 2011, tiene un 42,2% de respaldo del electorado.
El estudio, de la Confederación Nacional del Transporte y el Instituto MDA Pesquisa de Brasil, reveló que en segundo lugar, aunque bastante alejado, marcha Bolsonaro, con 28% de la intención de voto.
El resto de los candidatos se mantienen muy por debajo, de acuerdo con el sondeo realizado del 16 al 19 de este mes, y que tiene un nivel de confianza de 95,6%.
Otra cuestión evaluada fue la opinión de los encuestados sobre la gestión de Bolsonaro, quien llegó a la presidencia en enero de 2019. Las perspectivas no son nada favorables para el actual inquilino del Palacio del Planalto.
Cerca de 43% de los ciudadanos preguntados calificaron de negativo o pésimo el accionar del gobierno, una visión que sin dudas, influirá en octubre próximo en las urnas.
Bolsonaro ha sido ampliamente cuestionado por su política social, ambiental y sanitaria, especialmente en el enfrentamiento a la COVID 19. La nación suramericana rebasó los 28 millones de contagiados y los 600 MIL fallecidos, la segunda cifra más alta de muertes a nivel mundial.
De hecho una Comisión del Senado investigó durante seis meses la gestión del gobierno ante la enfermedad causada por el nuevo coronavirus. En sus conclusiones, dadas a conocer en octubre pasado, acusó a Bolsonaro de incurrir en "crímenes contra la humanidad" con su negacionismo y actitud irresponsable ante la pandemia, lo que agravó su incidencia en el territorio brasileño.
La Comisión recomendó que el presidente, que además minimizó el beneficio de las vacunas, junto a cuatro de sus ministros y otras 61 personas se enfrenten a cargos penales.
El ultraderechista jefe de estado también ha sido acusado de genocidio y ecocidio ante la Corte Penal Internacional por los pueblos originarios, los que denunciaron la ejecución de una política anti-indigena sistemática e intencional encabezada por el ex militar desde que llegó al poder.
Lo cierto es que Bolsonaro ha defendido la apertura a la agricultura y otras actividades económicas de tierras indígenas y áreas protegidas de la Amazonía, ya muy golpeada por la deforestación y la minería ilegal.
A medida que se acerca la cita en las urnas, Bolsonaro ve como se acrecienta el malestar contra su mandato, bajo el cual creció la desigualdad y regresó el hambre. El presidente está contra las cuerdas y por eso, ha agitado el fantasma de un supuesto fraude en los comicios generales, en los que tiene en Lula Da Silva, un fuerte rival, que gran parte de los brasileños apoya y que concluyó sus mandatos con una alta aceptación popular.
