Irán se convierte así en el primer país en fabricar industrialmente una de los biológicos cubanos contra el SARS-Cov-2.
Por: Roberto Morejón
La inauguración en Irán de una planta de producción de la vacuna PastoCorona, como resultado de la transferencia tecnológica del inmunógeno cubano Soberana 02, ilustra las amplias posibilidades de cooperación entre La Habana y Teherán.
Irán se convierte así en el primer país en fabricar industrialmente una de los biológicos cubanos contra el SARS-Cov-2.
La elaboración del inyectable corresponde a uno de los acuerdos suscritos con antelación por los dos países, específicamente entre el Instituto Finlay de Vacunas, de La Habana, y el Instituto Pasteur, de Irán.
Un resultado promisorio precedido de arduo trabajo de los científicos, enmarcado en los propósitos de los gobiernos de Cuba e Irán de llevar las relaciones económico-comerciales a los niveles de las excelentes vínculos políticos.
Un intento sólido en esa dirección lo encontramos en las sesiones en Teherán en días recientes de la decimoctava Comisión Conjunta de Comercio y Cooperación Económica Irán-Cuba.
Las delegaciones decidieron rubricar 13 acuerdos, entre los que destaca fortalecer la cooperación en ramas como la biotecnología y seguridad alimentaria.
El camino en el área de las vacunas no se detiene con Soberana 02, una de las tres creadas por científicos cubanos y aprobadas por un organismo regulatorio para aplicar a la población.
Más de 90 por ciento de los cubanos recibieron las tres dosis de Soberana 02 o Abdala, mientras que continúan los ensayos clínicos para constatar la efectividad de otros dos candidatos.
El saber acumulado permite a los cubanos emprender nuevos horizontes, incluyendo la producción de vacunas para la infancia, en colaboración con Irán, tal y como se acordó en Teherán.
Los dos gobiernos están decididos a promover los negocios y la cooperación en ramas como la salud, energía, agricultura y generación de alimentos y hacia ese designio enfilan asimismo acuerdos suscritos en Teherán.
Como antecedente de los debates en esa capital sobresalen los contactos en los últimos meses de empresas cubanas e iraníes en materia de nanociencias y las industrias alimentaria, petrolera y petroquímica.
Las avenencias apuntan al presente y al futuro, pues se conoció que la mayor de las Antillas busca invitar a empresarios iraníes a participar en su plan de desarrollo para el año venidero.
Cuba e Irán, con pueblos que han desarrollado una gran resistencia ante las vicisitudes por las que pasan ante fuertes sanciones económicas de Estados Unidos, tienen un caudal científico notable que aportará al beneficio de ambos países.
