Por María Josefina Arce.
En tiempos de confrontaciones, desigualdades económicas y sociales, emergencia sanitaria y crisis ambiental se hace cada vez más necesario acudir al ideario de un cubano excepcional como el Héroe Nacional José Martí, de cuya caída en combate en el oriente de Cuba, en Dos Ríos, se cumplen 127 años.
Martí nos dejó un legado inmenso en variadas temáticas y un camino trazado para ser mejores ciudadanos y hacer de América y el mundo un lugar para todos, sin exclusiones de ningún tipo.
En su accionar y pensamiento, plasmado en numerosos escritos y discursos, Martí llamó a la unidad de toda América, pues vislumbró muchas de las problemáticas de hoy. Advirtió tempranamente sobre las ansias expansionistas de Estados Unidos, en su afán de saquear y doblegar a su antojo a otros pueblos.
Es esta una amenaza latente en pleno siglo XXI, aunque la región ya no es la misma, y muchas naciones, en una postura independiente y soberana, se enfrentan y cuestionan los dictámenes estadounidenses, a pesar de chantajes y presiones.
Ese es el caso de la mayoritaria votación del área cada año en la Asamblea General de la ONU a favor del levantamiento del genocida bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, y de condena a la hostil política estadounidense.
Y más recientemente el cuestionamiento a la exclusión por Washington de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la llamada Cumbre de las Américas, de junio próximo en Los Ángeles. Los países del Caribe, México, Bolivia y otros estados latinoamericanos han expresado su oposición y reclamado por la presencia de todos.
Por demás, gobiernos progresistas trabajan por el bienestar de sus ciudadanos y se unen para extender esos beneficios a naciones vecinas e incluso, de otras latitudes.
Así lo soñó el Apóstol cubano, quien con su inmenso humanismo clamaba por la dignidad humana, los derechos de todos: hombres, mujeres y niños y por una sociedad más justa.
Y de ese espíritu impregnó el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, un fiel martiano, el proceso transformador que se inició en enero de 1959 y que desde entonces ha trabajado por garantizar a cada ciudadano derechos humanos fundamentales como la salud y la educación, a los que el Apóstol concedió una gran importancia.
Martí afirmó que "Educar es dar al hombre las llaves del mundo, que son la independencia y el amor, y prepararlo para que lo recorra...". Y la revolución llevó la enseñanza a todos, sin distinciones, y además poniendo en práctica ese humanismo martiano ha llevado el saber a otros pueblos y formado en nuestro territorio a jóvenes de otras naciones.
En el pensamiento martiano está presente la importancia de la educación, escuela y maestro como fuente vital para el desarrollo social, científico y cultural de los pueblos.
Mucho se puede hablar de José Martí, un hombre imprescindible, de clara visión, de todos los tiempos. Su pensamiento es fuente inagotable de sabiduría, una guía para todos los hombres y mujeres que en el mundo luchan por una vida mejor y contra cualquier injusticia de quienes equivocadamente se creen con el derecho de avasallar a otros.