Imagen ilustrativa
Por Guillermo Alvarado
Mañana domingo se realizará en Colombia la primera vuelta de las elecciones presidenciales, donde la principal incógnita por el momento es conocer quién será el rival de Gustavo Petro, propuesto por la coalición de izquierda Pacto Histórico, para disputar la ronda definitiva el 19 de junio.
La totalidad de los sondeos de intención de voto mantienen como favorito a Petro, senador, ex guerrillero y antiguo alcalde de Bogotá, pero no hay ninguna certeza de que pudiera alzarse con la victoria este 29 de mayo y evitar un repechaje donde tendrá que enfrentar al conjunto de la derecha.
Esta es la tercera ocasión en que el líder progresista participa en la carrera por ocupar la Casa de Nariño, como se conoce a la sede del poder ejecutivo colombiano, pero nunca había estado tan cerca de conseguir su propósito.
Su alza entre los electores está en proporción directa al descontento popular con los gobiernos neoliberales, la corrupción administrativa, la violencia generalizada y los ataques constantes contra dirigentes populares y defensores de los derechos humanos y el medio ambiente.
De hecho esta es la primera ocasión en dos décadas en que la figura del ultraderechista Álvaro Uribe no influye directamente en la contienda, tras el fracaso de su partido, Centro Democrático, en proponer un candidato.
Aunque el llamado “uribismo” ha manifestado su apoyo a Federico Gutiérrez, éste se ha cuidado mucho de reconocer esas simpatías, quizás porque siente que más que aportarle votos, se los podría negar.
Gutiérrez está en una situación muy delicada, pues hasta ahora aparecía en el segundo lugar de las encuestas y se le veía como el seguro contrincante de Petro en el repechaje.
En las últimas semanas, sin embargo, el empresario Rodolfo Hernández, también de derecha, pero quien se declara ajeno a los partidos políticos tradicionales, ha registrado un alza que lo coloca a poco más de un punto de distancia, es decir en un empate técnico con Gutiérrez.
Cualquiera de ellos que pase a segunda vuelta recibirá sin duda el apoyo total de las fuerzas más conservadoras, el ejército, los empresarios y los medios de comunicación leales o propiedad de la derecha y, por supuesto, de Estados Unidos que tiene intereses estratégicos en Colombia.
Habrá que estar muy atentos a lo que ocurra este domingo en ese país sudamericano, donde poco más de 38 millones y medio de ciudadanos están habilitados para ejercer el sufragio, si bien la abstención tradicionalmente es superior al 40 por ciento.
Será sin duda alguna una pugna entre la apatía, el temor y la esperanza donde las urnas dirán la última palabra.