Exclusión de Cuba de la Cumbre de las Américas
Por: María Josefina Arce
Cuba es una de las grandes ausentes de la mal denominada Cumbre de las Américas, que abre sus puertas en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, rodeada de múltiples críticas y condenas de gobiernos y pueblos por la exclusión de naciones que son parte indisoluble de la región.
El gobierno del presidente Joe Biden vuelve a la vieja práctica arbitraria de excluir a la Mayor de las Antillas como pasó en las primeras seis ediciones. Ante el clamor de países del área participó en la Séptima y Octava cumbre, en Panamá y Lima, la capital peruana.
Una cita que debería incluir a todos para coordinar acciones conjuntas ante desafíos comunes, se ha convertido desde su convocatoria en un evento dominado por los intereses y simpatías políticas de Estados Unidos.
Y aunque se quiera hacer ver lo contrario, no es la cooperación por tanto, un objetivo de la Novena Cumbre de las Américas, ya que mucho podría aportar Cuba sobre sus experiencias en diversas esferas, sobre todo en salud, luego de poco más de dos años de emergencia sanitaria mundial por la COVID 19, todavía presente, y de otras enfermedades.
Reconocido a nivel internacional es el sistema sanitario cubano, que permitió dar una adecuada respuesta al virus, pues aunque en determinado momento también como al resto de los países nos golpeó con fuerza, las cifras de contagiados y fallecidos nunca estuvieron entre las más altas del mundo.
Recientemente en el marco de la septuagésima quinta Asamblea Mundial de la Salud, celebrada a finales de mayo en Ginebra, fue destacada la respuesta de la nación caribeña a la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, en un encuentro con el titular cubano del ramo, José Angel Portal, felicitó a nuestro país por su enfrentamiento a la COVID 19 y el alto grado de Inmunización de su población.
Pero Cuba también cooperó con otras naciones en la lucha contra el virus, a pesar de que a las dificultades generadas por la pandemia se sumaron los obstáculos por el reforzamiento del bloqueo norteamericano.
Hasta diversos estados, incluso desarrollados como Italia, marchó el personal sanitario cubano. Las múltiples vidas salvadas y el agradecimiento de los ciudadanos fue la mayor satisfacción para estos profesionales, que alejados de sus familias no dudaron en poner también en riesgo sus vidas.
La solidaridad de Cuba en materia de salud durante casi seis décadas ha marcado la diferencia en muchas zonas del mundo. Hasta los más recónditos lugares y a las poblaciones más vulnerables han llegado los médicos cubanos.
Además, Cuba ha sido el único país del llamado Tercer Mundo en crear sus propias vacunas, de probada seguridad y eficacia, dado el alto nivel alcanzado por la biotecnología, gracias a la preparación de su comunidad científica y la voluntad política del gobierno. Fue asimismo, el primero en inmunizar a su población pediátrica.
Son experiencias y avances a tener en cuenta sin dudas, pero que Estados Unidos prefiere no reconocer en su habitual prepotencia, como igualmente ignora los reclamos de que se respete el derecho de todos a participar. Será una cumbre que no tendrá en cuenta las verdaderas necesidades de los pueblos, sino los intereses hegemónicos del vecino del Norte.