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Por: Guillermo Alvarado
Nada grafica mejor el fracaso de la llamada Cumbre de las Américas, un encuentro absurdo e inoportuno, que las imágenes de la violenta agresión policial contra una mujer que protestaba al paso de la caravana del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, cuando se dirigía a inaugurar el evento.
La fémina fue derribada de manera brutal, abofeteada y reducida por la fuerza, mientras otros agentes de seguridad impedían que los allí presentes la protegieran. Minutos después, el gobernante decía ante su incompleto auditorio que la democracia es un elemento esencial para el futuro.
El breve, altisonante y poco sustancial discurso del presidente de la primera potencia mundial tampoco escapó al abucheo de unos jóvenes que, para no variar, fueron detenidos por oficiales allí presentes.
Tampoco guardará buenos recuerdos el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, quien en un foro para estudiantes de periodismo realizado como parte de la “cumbre”, fue confrontado por la pasividad del país tras el asesinato de la periodista palestina Shireen Abu Akleh.
La comunicadora también tenía nacionalidad estadounidense, pero hasta hoy la Casa Blanca no ha emitido ninguna condena contra el régimen de Israel, culpable por este crimen.
No escapó a las críticas Luis Almagro, el cabecilla de la OEA, dígase ministerio de colonias de Washington, a quien otro ciudadano del país norteño increpó por su responsabilidad en el golpe de Estado contra el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, y su apoyo a la usurpadora Jeanine Áñez.
“Tienes sangre en las manos” le gritó el joven, también detenido por policías, en referencia a las masacres de Sacaba y Senkata, donde murieron al menos 36 personas que luchaban por la restauración de la democracia, justamente uno de los temas de la cita continental.
El disenso también estuvo presente en la misma organización de la malograda cumbre, como lo demostró el caso de la profesora Adela Panezo Asprilla, quien renunció como vocera del grupo de trabajo de Gobernabilidad Democrática, debido a amenazas y agresiones en su contra.
Su falta fue cuestionar qué tipo de democracia existe en un país como el organizador, donde prevalecen la corrupción, el nepotismo, los conflictos de intereses y la población se empobrece y muchos caen en la miseria.
Por cierto, la declinación de su cargo fue forzada por grupos vinculados a la mafia contrarrevolucionaria de Miami, que bien poco saben de democracia.
Por hoy falta espacio y tiempo para comentar sobre los documentos emanados de esta cumbre fallida desde su concepción, los que serán analizados con detenimiento en futuros trabajos.