Por María Josefina Arce
Estados Unidos excluyó a Cuba de la malograda Cumbre de las Américas, de la ciudad de Los Ángeles, le negó la palabra, pero si hay algo que no puede silenciar, ni impedir es la solidaridad que cada día crece hacia el pueblo cubano, objeto por más de 60 años de un criminal bloqueo económico, comercial y financiero.
Una solidaridad que se multiplica en la propia nación del norte, lo mismo entre cubanos residentes en ese territorio, que entre los ciudadanos estadounidenses, y que se materializa en visibilizar los obstáculos que impone el cerco económico y en el envío de invaluables donativos.
En las últimas horas llegó una nueva donación de productos esenciales para la realización de trasplantes de hígado a ocho niños cubanos que esperan ser intervenidos y que la política hostil de Washington obstaculiza.
Las leyes que regulan el bloqueo prohíben la adquisición por la Mayor de las Antillas de este material en el cercano mercado estadounidense, lo que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Una criminal práctica recrudecida por Estados Unidos durante el momento más crítico de la emergencia sanitaria mundial por la COVID 19. Las medidas adoptadas por el hoy ex presidente Donald Trump impidieron incluso, la compra de ventiladores pulmonares, tan necesarios para los contagiados por la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
La carga humanista que llegó ahora a La Habana fue traída por representantes de la organización estadounidense Code Pink y del proyecto Puentes de Amor, que reúne a emigrados cubanos residentes en Estados Unidos.
No es la primera donación de este tipo. A finales de mayo pasado Puentes de Amor entregó al Hospital Pediátrico William Soler, en La Habana, una parte del compuesto químico Custodiol, imprescindible para realizar los trasplantes de hígado en infantes.
Cerca de cien operaciones de este tipo se han realizado en este reconocido centro capitalino, especializado en la atención al niño grave y soluciones quirúrgicas complejas.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, afirmó que Puentes de Amor trajo esperanza a niños cubanos, víctimas de la sinrazón de un bloqueo criminal e inhumano.
La realidad es que está unilateral medida, tantas veces repudiada por la comunidad internacional, encarece o hace casi imposible para nuestro país importar material y medicamentos, muchos de ellos con patente norteamericana.
Este importante programa de salud en Cuba lleva detenido dos años por la carencia de este compuesto químico y ahora como resultado de este humanitario gesto será posible reanudarlo para beneficio de los menores que necesitan esta intervención quirúrgica.
Altamente costosos son en el mundo los trasplantes de órganos y tejidos, que en nuestro país se realizan de manera gratuíta, e incluye el seguimiento médico posterior.
De acuerdo con los especialistas, solo el primer día del postoperatorio cuesta unos 40 MIL dólares y según medios internacionales, el tratamiento completo ronda el medio millón de dólares.
La solidaridad de los cubanos residentes en el exterior y de ciudadanos estadounidenses hará ahora posible salvar la vida de estos niños cubanos y traer tranquilidad y esperanza a sus familias.
Una vez más Cuba agradece este nuevo gesto altruista del pueblo estadounidense y del incansable proyecto Puentes de Amor, que también desarrolla diversas iniciativas en territorio norteamericano para promover el levantamiento del bloqueo a Cuba y el acercamiento entre los dos países.