Por María Josefina Arce.
Amenazas, presiones y multas no han podido impedir que año tras año desde 1992 llegue a nuestro país un mensaje de apoyo y solidaridad de la mano de las Caravanas de Pastores por la Paz, a las que dio vida el reverendo estadounidense Lucius Walker, fallecido en 2010.
Desafiando el entramado de leyes que conforman el genocida bloqueo impuesto por Estados Unidos desde hace 60 años, está con nosotros nuevamente, en su trigésimo segunda edición, este proyecto de Pastores por la Paz.
En esta ocasión la mayoría de los caravanistas son jóvenes de entre 18 y 30 años que nunca han estado en suelo cubano, pues se busca, afirman los organizadores, nuevas generaciones de amigos de Cuba.
Como es habitual antes de arribar a nuestro país, recorrieron varias ciudades estadounidenses para recolectar ayuda humanitaria, entre donaciones y fondos para la compra de medicamentos, destinados al pueblo cubano.
Durante el recorrido también se dio a conocer la verdad sobre Cuba, tantas veces manipulada por la prensa, y sobre las afectaciones que causa a importantes esferas como la salud y educación el cerco económico norteamericano, recrudecido por la administración del hoy expresidente Donald Trump en medio de la pandemia de la COVID 19.
Muchos son los obstáculos que ha tenido que sortear Pastores por la Paz, desde aquella primera edición de la caravana que trajo al archipiélago 15 toneladas de artículos como leche en polvo, medicamentos, bicicletas y útiles escolares.
Para impedir la llegada a la nación caribeña de las donaciones, Estados Unidos retuvo los cargamentos. Quizás algunos recuerden que en 1993 en el cruce fronterizo de Laredo, Texas, hacia México fue decomisado un ómnibus escolar. Veintitrés días duró la huelga de hambre de los 13 activistas que en el viajaban y decidieron quedarse hasta que fuera devuelto.
Tres años después se produciría una situación similar. Fueron confiscadas 400 computadoras en la frontera de San Diego.Otra vez las demostraciones de apoyo a los caravanistas dentro y fuera del territorio estadounidense obligaron a Washington a devolver los equipos destinados al sistema de salud.
Ahora como en años anteriores los participantes en este proyecto solidario compartirán con los cubanos en diversas actividades, que incluye su respaldo a labores productivas.
Durante tres décadas Cuba ha tenido en Pastores por la Paz a un verdadero hermano. Apoyo y un mensaje de amor y fraternidad han traído cada año, una muestra de que no estamos solos, y de que en territorio estadounidense son muchos quienes nos extienden su mano solidaria.
Como un gesto valiente, noble y generoso calificó el líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, la ayuda de Pastores por la Paz, a cuyos integrantes de la primera edición de las caravanas, en un encuentro en La Habana, expresó su respeto y gratitud, sentimientos presentes en el pueblo cubano durante todos estos años.