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Por María Josefina Arce
Cuba siempre ha conferido una gran importancia a la ciencia, tecnología e innovación, y a su necesaria vinculación con las distintas ramas para dar respuesta a variadas problemáticas que enfrenta el país, y que se multiplican por el bloqueo que desde hace 60 años mantiene Estados Unidos contra nuestro pueblo.
Es esta sin dudas, una prioridad, sobre la cual ha insistido reiteradamente el presidente cubano, Miguel Díaz Canel. Al respecto ha destacado los positivos resultados de la mancomunidad del potencial humano y las capacidades científicas y tecnológicas que la revolución ha creado.
El presidente ahondó en el tema en las últimas horas, al impartir la conferencia magistral "El sistema de gestión de gobierno basado en ciencia e innovación y sus implicaciones para la salud", con la que quedó inaugurada en La Habana la Cuarta Conversación Internacional Cuba-Salud, que sesionará hasta el venidero día 21.
Los dos años de COVID 19 demostraron lo acertado de esta estrategia, que de hecho fue determinante en el control de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus. De inmediato, tras conocerse la existencia de la dolencia, se creó el Grupo de Ciencia y el Comité de Innovación para su enfrentamiento, coordinado por el Ministerio de Salud Pública y la industria Biofarmacéutica, con la participación de universidades e instituciones científicas.
Múltiples fueron los retos que tuvo que asumir la Mayor de las Antillas en la esfera de la salud, ante la COVID 19 y los obstáculos impuestos por el cerco económico, comercial y financiero, recrudecido por demás, en medio de la emergencia sanitaria mundial.
Fue un esfuerzo conjunto, que conllevó a un diálogo permanente de médicos, epidemiólogos, virólogos, inmunológos, pero también físicos, matemáticos e informáticos, entre otros, quienes conjugaron conocimientos para proteger la salud de los ciudadanos.
Esa estrecha colaboración permitió que el país creara tres vacunas contra el virus, las primeras obtenidas en América Latina. La política del gobierno llevó a que Cuba no tuviera que depender de otros, y poder así, garantizar la inmunización de todos sus ciudadanos, incluidos niños y adolescentes.
Asímismo, se evaluaron medicamentos en fase de desarrollo o registrados para otras enfermedades para el manejo de la COVID 19 y el empleo de la inmunoterapia con productos innovadores generados por nuestra industria farmacéutica.
Los conocimientos y la creatividad se pusieron también en función de crear medios de diagnóstico y equipos necesarios para la atención de los enfermos, como ventiladores pulmonares, cuya adquisición se vio frenada por la política hostil estadounidense.
De acuerdo con las autoridades sanitarias, este trabajo conjunto tuvo como resultado más de MIL 100 proyectos nacionales, 268 estudios, ensayos e intervenciones y diez herramientas Informáticas, entre otras.
La COVID 19 nos dejó muchas lecciones y abrió el camino para trazar nuevas estrategias y encontrar mejores soluciones a los problemas de salud, pues como enfatizara el presidente cubano, potenció la ciencia y la innovación en la nación caribeña.
